Octubre 16-31

Octubre 16
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Octubre 16

Sobre la ira

Mt. 5.21-24 DHH NIV NBD NVI LBLA
21 »Oísteis que fue dicho a los antiguos: “No matarás”, y cualquiera que mate será culpable de juicio.22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga “Necio” a su hermano, será culpable ante el Concilio; y cualquiera que le diga “Fatuo”, quedará expuesto al infierno de fuego.
23 »Por tanto, si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti,24 deja allí tu ofrenda delante del altar y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces vuelve y presenta tu ofrenda.

Arréglate con tu adversario

Mt. 5.25,26 DHH NIV NBD NVI LBLA
25 Ponte de acuerdo pronto con tu adversario, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y seas echado en la cárcel.26 De cierto te digo que no saldrás de allí hasta que pagues el último cuadrante.

Lc. 12.57-59 DHH NIV NBD NVI LBLA
57 »¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?58 Cuando vayas al magistrado con tu adversario, procura arreglarte con él en el camino, no sea que te arrastre al juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel.59 Te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado aun la última blanca».

Sobre el adulterio

Mt. 5.27-30 DHH NIV NBD NVI LBLA
27 »Oísteis que fue dicho: “No cometerás adulterio”.28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.
29 »Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti, pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno.30 Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala y échala de ti, pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno.

Sobre los juramentos

Mt. 5.33-37 DHH NIV NBD NVI LBLA
33 »Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: “No jurarás en falso, sino cumplirás al Señor tus juramentos”.34 Pero yo os digo: No juréis de ninguna manera: ni por el cielo, porque es el trono de Dios;35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.36 Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello.37 Pero sea vuestro hablar: “Sí, sí” o “No, no”, porque lo que es más de esto, de mal procede.

Sobre la limosna

Mt. 6.1-4 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 »Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.2 Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.3 Pero cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha,4 para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en público.

Nunca os conocí

Mt. 7.21-23 DHH NIV NBD NVI LBLA
21 »No todo el que me dice: “¡Señor, Señor!”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.22 Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?”.23 Entonces les declararé: “Nunca os conocí. ¡Apartaos de mí, hacedores de maldad!”.

Lc. 13.25-30 DHH NIV NBD NVI LBLA
25 Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: “Señor, Señor, ábrenos”, él, respondiendo, os dirá: “No sé de dónde sois”.26 Entonces comenzaréis a decir: “Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste”.27 Pero os dirá: “Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad”.28 Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos.29 Vendrán gentes del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.30 Hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos.

Lo que cuesta seguir a Cristo

Mt. 10.37-39 DHH NIV NBD NVI LBLA
37 El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí;38 y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.39 El que halle su vida, la perderá; y el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.

Lc. 14.25-33 DHH NIV NBD NVI LBLA
25 Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les decía:26 «Si alguno viene a mí y no aborrece a su padre, madre, mujer, hijos, hermanos, hermanas y hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo.27 El que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.28 ¿Quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?29 No sea que, después que haya puesto el cimiento, no pueda acabarla y todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él,30 diciendo: “Este hombre comenzó a edificar y no pudo acabar”.31 ¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil?32 Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos le envía una embajada y le pide condiciones de paz.33 Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.

La sal de la tierra

Mt. 5.13 DHH NIV NBD NVI LBLA
13 »Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres.

Mr. 9.49,50 DHH NIV NBD NVI LBLA
49 Todos serán salados con fuego, y todo sacrificio será salado con sal.50 Buena es la sal; pero si la sal se hace insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros mismos, y vivid en paz los unos con los otros.

Lc. 14.34,35 DHH NIV NBD NVI LBLA
34 »Buena es la sal; pero si la sal se hace insípida, ¿con qué se sazonará?35 Ni para la tierra ni para el muladar es útil; la arrojan fuera. El que tiene oídos para oir, oiga».

Dios y las riquezas

Mt. 6.24 DHH NIV NBD NVI LBLA
24 »Ninguno puede servir a dos señores, porque odiará al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.

Lc. 16.13-15 DHH NIV NBD NVI LBLA
13 »Ningún siervo puede servir a dos señores, porque odiará al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas».
14 Oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él.15 Entonces les dijo: «Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones, pues lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación.

La Ley y el reino de Dios

Lc. 16.16,17 DHH NIV NBD NVI LBLA
16 »La Ley y los Profetas llegan hasta Juan. Desde entonces es anunciado el reino de Dios y todos se esfuerzan por entrar en él.
17 »Pero más fácil es que pasen el cielo y la tierra, que se frustre una tilde de la Ley.

Sobre el divorcio

Mt. 5.31,32 DHH NIV NBD NVI LBLA
31 »También fue dicho: “Cualquiera que repudie a su mujer, déle carta de divorcio”.32 Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere, y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.

Mt. 19.1-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Aconteció que cuando Jesús terminó estas palabras, se alejó de Galilea y fue a las regiones de Judea, al otro lado del Jordán.2 Lo siguieron grandes multitudes, y los sanó allí.
3 Entonces se le acercaron los fariseos, tentándolo y diciéndole:
—¿Está permitido al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?
4 Él, respondiendo, les dijo:
—¿No habéis leído que el que los hizo al principio, “hombre y mujer los hizo”,5 y dijo: “Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne”?6 Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó no lo separe el hombre.
7 Le dijeron:
—¿Por qué, pues, mandó Moisés darle carta de divorcio y repudiarla?
8 Él les dijo:
—Por la dureza de vuestro corazón, Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue así.9 Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.
10 Le dijeron sus discípulos:
—Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse.
11 Entonces él les dijo:
—No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado.12 Hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba.

Mr. 10.1-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Levantándose de allí, vino a la región de Judea y al otro lado del Jordán. Y volvió el pueblo a juntarse a él, y de nuevo les enseñaba como solía.2 Se acercaron los fariseos y le preguntaron, para tentarlo, si era lícito al marido repudiar a su mujer.3 Él, respondiendo, les dijo:
—¿Qué os mandó Moisés?
4 Ellos dijeron:
—Moisés permitió dar carta de divorcio y repudiarla.
5 Respondiendo Jesús, les dijo:
—Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento;6 pero al principio de la creación, hombre y mujer los hizo Dios.7 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer,8 y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno.9 Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.
10 En casa volvieron los discípulos a preguntarle sobre lo mismo,11 y les dijo:
—Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella;12 y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.

Lc. 16.18 DHH NIV NBD NVI LBLA
18 »Todo el que repudia a su mujer y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada del marido, adultera.

Ocasiones de caer

Mt. 18.6-9 DHH NIV NBD NVI LBLA
6 »A cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgara al cuello una piedra de molino de asno y que se le hundiera en lo profundo del mar.7 ¡Ay del mundo por los tropiezos! Es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!8 Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti: mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser arrojado en el fuego eterno.9 Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti: mejor te es entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego.

Mr. 9.42-48 DHH NIV NBD NVI LBLA

A cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le sería que se le atara una piedra de molino al cuello y se le arrojara al mar.43 Si tu mano te es ocasión de caer, córtala, porque mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado,44 donde el gusano de ellos no muere y el fuego nunca se apaga.45 Y si tu pie te es ocasión de caer, córtalo, porque mejor te es entrar en la vida cojo, que teniendo dos pies ser arrojado al infierno, al fuego que no puede ser apagado,46 donde el gusano de ellos no muere y el fuego nunca se apaga.47 Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo, porque mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser arrojado al infierno,48 donde el gusano de ellos no muere y el fuego nunca se apaga.

Lc. 17.1-4 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Dijo Jesús a sus discípulos: «Imposible es que no vengan tropiezos; pero ¡ay de aquel por quien vienen!2 Mejor le fuera que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojaran al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos.3 ¡Mirad por vosotros mismos! Si tu hermano peca contra ti, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo.4 Y si siete veces al día peca contra ti, y siete veces al día vuelve a ti, diciendo: “Me arrepiento”, perdónalo».

Octubre 17
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Octubre 17

El deber del siervo

Lc. 17.7-10 DHH NIV NBD NVI LBLA
7 »¿Quién de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del campo, luego le dice: “Pasa, siéntate a la mesa”?8 ¿No le dice más bien: “Prepárame la cena, cíñete y sírveme hasta que haya comido y bebido. Después de esto, come y bebe tú”?9 ¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no.10 Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: “Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos”».

Persecuciones venideras

Mt. 10.16-25 DHH NIV NBD NVI LBLA
16 »Yo os envío como a ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas.17 Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios y en sus sinagogas os azotarán;18 y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa mía, para testimonio a ellos y a los gentiles.19 Pero cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis, porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar,20 pues no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros.21 El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo. Los hijos se levantarán contra los padres y los harán morir.22 Seréis odiados por todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, este será salvo.23 Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. De cierto os digo que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del hombre.
24 »El discípulo no es más que su maestro ni el siervo más que su señor.25 Bástale al discípulo ser como su maestro y al siervo como su señor. Si al padre de familia llamaron Beelzebú, ¡cuánto más a los de su casa!

Recompensas

Mt. 10.40-42 DHH NIV NBD NVI LBLA
40 »El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.41 El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá.42 Y cualquiera que dé a uno de estos pequeños un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa».

Mr. 9.41 DHH NIV NBD NVI LBLA
41 Y cualquiera que os dé un vaso de agua en mi nombre, porque sois de Cristo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.

Mt. 11.1 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Cuando Jesús terminó de dar instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y a predicar en las ciudades de ellos.

El Verbo hecho carne

Jn. 1.1-18 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 En el principio era el Verbo,
el Verbo estaba con Dios
y el Verbo era Dios.
2 Este estaba en el principio con Dios.
3 Todas las cosas por medio de él fueron hechas,
y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho.
4 En él estaba la vida,
y la vida era la luz de los hombres.
5 La luz resplandece en las tinieblas,
y las tinieblas no la dominaron.
6 Hubo un hombre enviado por Dios, el cual se llamaba Juan.7 Este vino como testigo, para dar testimonio de la luz, a fin de que todos creyeran por medio de él.8 Él no era la luz, sino un testigo de la luz.
9 La luz verdadera que alumbra a todo hombre
venía a este mundo.
10 En el mundo estaba,
y el mundo fue hecho por medio de él;
pero el mundo no lo conoció.
11 A lo suyo vino,
pero los suyos no lo recibieron.
12 Mas a todos los que lo recibieron,
a quienes creen en su nombre,
les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.
13 Estos no nacieron de sangre,
ni por voluntad de carne,
ni por voluntad de varón,
sino de Dios.
14 Y el Verbo se hizo carne
y habitó entre nosotros lleno de gracia y de verdad;
y vimos su gloria,
gloria como del unigénito del Padre.
15 Juan testificó de él diciendo: «Este es de quien yo decía: “El que viene después de mí es antes de mí, porque era primero que yo”».
16 De su plenitud recibimos todos,
y gracia sobre gracia,
17 porque la Ley fue dada por medio de Moisés,
pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
18 A Dios nadie lo ha visto jamás;
el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre,
él lo ha dado a conocer.

Jesús y Nicodemo

Jn. 3.1-15 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, dignatario de los judíos.2 Este vino a Jesús de noche y le dijo:
—Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.
3 Le respondió Jesús:
—De cierto, de cierto te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios.
4 Nicodemo le preguntó:
—¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?
5 Respondió Jesús:
—De cierto, de cierto te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.6 Lo que nace de la carne, carne es; y lo que nace del Espíritu, espíritu es.7 No te maravilles de que te dije: “Os es necesario nacer de nuevo”.8 El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo aquel que nace del Espíritu.
9 Le preguntó Nicodemo:
—¿Cómo puede hacerse esto?
10 Jesús le respondió:
—Tú, que eres el maestro de Israel, ¿no sabes esto?11 De cierto, de cierto te digo que de lo que sabemos, hablamos, y de lo que hemos visto, testificamos; pero no recibís nuestro testimonio.12 Si os he dicho cosas terrenales y no creéis, ¿cómo creeréis si os digo las celestiales?13 Nadie subió al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo.14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado,15 para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.

De tal manera amó Dios al mundo

Jn. 3.16-21 DHH NIV NBD NVI LBLA
16 »De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.17 Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.18 El que en él cree no es condenado; pero el que no cree ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.19 Y esta es la condenación: la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas,20 pues todo aquel que hace lo malo detesta la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean puestas al descubierto.21 Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras son hechas en Dios.

El amigo del esposo

Jn. 3.22-30 DHH NIV NBD NVI LBLA
22 Después de esto vino Jesús con sus discípulos a tierras de Judea, y estuvo allí con ellos y bautizaba.23 También Juan bautizaba en Enón, junto a Salim, porque había allí muchas aguas. Y la gente llegaba y se bautizaba,24 pues aún no habían encarcelado a Juan.
25 Entonces se produjo una discusión entre los discípulos de Juan y algunos judíos acerca de la purificación.26 Y vinieron a Juan y le dijeron:
—Rabí, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, él también bautiza, y todos van a él.
27 Respondió Juan:
—No puede el hombre recibir nada a menos que le sea dado del cielo.28 Vosotros mismos me sois testigos de que dije: “Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él”.29 El que tiene a la esposa es el esposo; pero el amigo del esposo, el que está a su lado y lo oye, se goza grandemente de la voz del esposo. Por eso, mi gozo está completo.30 Es necesario que él crezca, y que yo disminuya.

El que viene de arriba

Jn. 3.31-36 DHH NIV NBD NVI LBLA
31 El que viene de arriba está por encima de todos; el que es de la tierra es terrenal y habla de cosas terrenales. El que viene del cielo está por encima de todos,32 y de lo que ha visto y oído testifica, pero nadie recibe su testimonio.33 El que recibe su testimonio, ese atestigua que Dios es veraz,34 porque aquel a quien Dios envió, las palabras de Dios habla, pues Dios no da el Espíritu por medida.35 El Padre ama al Hijo y ha entregado todas las cosas en su mano.
36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que se niega a creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.

La autoridad del Hijo

Jn. 5.19-29 DHH NIV NBD NVI LBLA
19 Respondió entonces Jesús y les dijo:
—De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre. Todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente,20 porque el Padre ama al Hijo y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de modo que vosotros os admiréis.21 Como el Padre levanta a los muertos y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida,22 porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo,23 para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre, que lo envió.
24 »De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna, y no vendrá a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida.25 De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán.26 Como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo;27 y, además, le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del hombre.28 No os asombréis de esto, porque llegará la hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz;29 y los que hicieron lo bueno saldrán a resurrección de vida; pero los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.

Octubre 18
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Octubre 18

Testigos de Cristo

Jn. 5.30-47 DHH NIV NBD NVI LBLA
30 »No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del Padre, que me envió.31 Si yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio no es verdadero.32 Otro es el que da testimonio acerca de mí, y sé que el testimonio que da de mí es verdadero.33 Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él dio testimonio de la verdad.34 Pero yo no recibo testimonio de hombre alguno; sin embargo, digo esto para que vosotros seáis salvos.35 Él era antorcha que ardía y alumbraba, y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz.36 Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan: las obras que el Padre me dio para que cumpliera, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado.37 También el Padre, que me envió, ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto,38 ni tenéis su palabra morando en vosotros, porque no creéis a quien él envió.39 Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí;40 y no queréis venir a mí para que tengáis vida.
41 »Gloria de los hombres no recibo.42 Pero yo os conozco, que no tenéis el amor de Dios en vosotros.43 Yo he venido en nombre de mi Padre y no me recibís; si otro viniera en su propio nombre, a ese recibiríais.44 ¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros y no buscáis la gloria que viene del Dios único?45 No penséis que yo voy a acusaros delante del Padre. Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza, es quien os acusa,46 porque si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él.47 Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras?

Las palabras de Jesús juzgarán a los hombres

Jn 12.44-50 DHH NIV NBD NVI LBLA
44 Jesús clamó y dijo: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió;45 y el que me ve, ve al que me envió.46 Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.47 Al que oye mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo, porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo.48 El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue: la palabra que he hablado, ella lo juzgará en el día final.49 Yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre, que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir y de lo que he de hablar.50 Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho».

El mundo os odia

Jn 15.18-16.4a DHH NIV NBD NVI LBLA
18 »Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros.19 Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os odia.20 Acordaos de la palabra que yo os he dicho: “El siervo no es mayor que su señor”. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.21 Pero todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado.
22 »Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado.23 El que me odia a mí, también a mi Padre odia.24 Si yo no hubiera hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto, y me han odiado a mí y a mi Padre.25 Pero esto es para que se cumpla la palabra que está escrita en su Ley: “Sin causa me odian”.
26 »Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.27 Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.
1 »Estas cosas os he hablado para que no tengáis tropiezo.2 Os expulsarán de las sinagogas, y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate pensará que rinde servicio a Dios.3 Y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí.4 Pero os he dicho estas cosas para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho.

La obra del Espíritu Santo

Jn 16.4b-15 DHH NIV NBD NVI LBLA
4 …»Esto no os lo dije al principio, porque yo estaba con vosotros.5 Pero ahora voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: “¿A dónde vas?”.6 Antes, porque os he dicho estas cosas, tristeza ha llenado vuestro corazón.7 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré.8 Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.9 De pecado, por cuanto no creen en mí;10 de justicia, por cuanto voy al Padre y no me veréis más;11 y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.
12 »Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar.13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga y os hará saber las cosas que habrán de venir.14 Él me glorificará, porque tomará de lo mío y os lo hará saber.15 Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío y os lo hará saber.

ENFRENTAMIENTOS DE JESÚS CON LOS DIRIGENTES RELIGIOSOS DE SU ÉPOCA

Jesús en Nazaret

Mt. 13.53-58 DHH NIV NBD NVI LBLA
53 Aconteció que cuando terminó Jesús estas parábolas, se fue de allí.54 Vino a su tierra y les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban y decían:
—¿De dónde saca este esta sabiduría y estos milagros?55 ¿No es este el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas?56 ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, saca este todas estas cosas?
57 Y se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo:
—No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa.
58 Y no hizo allí muchos milagros debido a la incredulidad de ellos.

Mr. 6.1-6 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Salió Jesús de allí y vino a su tierra, y lo seguían sus discípulos.2 Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos, oyéndolo, se admiraban y preguntaban:
—¿De dónde saca este estas cosas? ¿Y qué sabiduría es esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos?3 ¿No es este el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas?
Y se escandalizaban de él.
4 Pero Jesús les dijo:
—No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, entre sus parientes y en su casa.
5 No pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos poniendo sobre ellos las manos.6 Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos.

Lc. 4.16-30 DHH NIV NBD NVI LBLA
16 Vino a Nazaret, donde se había criado; y el sábado entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.17 Se le dio el libro del profeta Isaías y, habiendo abierto el libro, halló el lugar donde está escrito:
18 «El Espíritu del Señor está sobre mí,
por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón,
a pregonar libertad a los cautivos
y vista a los ciegos,
a poner en libertad a los oprimidos
19 y a predicar el año agradable del Señor».
20 Enrollando el libro, lo dio al ministro y se sentó. Los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. 21 Entonces comenzó a decirles:
—Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.
22 Todos daban buen testimonio de él y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca. Decían:
—¿No es éste el hijo de José?
23 Él les dijo:
—Sin duda me diréis este refrán: “Médico, cúrate a ti mismo. De tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaúm, haz también aquí en tu tierra.”
24 Y añadió:
—De cierto os digo que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra. 25 Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses y hubo una gran hambre en toda la tierra; 26 pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón. 27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio.
28 Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira. 29 Levantándose, lo echaron fuera de la ciudad y lo llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarlo; 30 pero él pasó por en medio de ellos y se fue.

Los discípulos arrancan espigas en sábado

Mt. 12.1-8 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados un sábado. Sus discípulos sintieron hambre y comenzaron a arrancar espigas y a comer.2 Los fariseos, al verlo, le dijeron:
—Tus discípulos hacen lo que no está permitido hacer en sábado.
3 Pero él les dijo:
—¿No habéis leído lo que hizo David cuando él y los que con él estaban sintieron hambre;4 cómo entró en la casa de Dios y comió los panes de la proposición, que no les estaba permitido comer ni a él ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes?5 ¿O no habéis leído en la Ley cómo en sábado los sacerdotes en el Templo profanan el sábado, y son sin culpa?6 Pues os digo que uno mayor que el Templo está aquí.7 Si supierais qué significa: “Misericordia quiero y no sacrificios”, no condenaríais a los inocentes,8 porque el Hijo del hombre es Señor del sábado.

Mr. 2.23-28 DHH NIV NBD NVI LBLA
23 Aconteció que al pasar él por los sembrados un sábado, sus discípulos, mientras andaban, comenzaron a arrancar espigas.24 Entonces los fariseos le dijeron:
—Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito?
25 Pero él les dijo:
—¿Nunca leísteis lo que hizo David cuando tuvo necesidad y sintió hambre, él y los que con él estaban;26 cómo entró en la casa de Dios, siendo Abiatar sumo sacerdote, y comió los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino a los sacerdotes, y aun dio a los que con él estaban?
27 También les dijo:
—El sábado fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del sábado.28 Por tanto, el Hijo del hombre es Señor aun del sábado.

Lc. 6.1-5 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Aconteció que un sábado, pasando Jesús por los sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y, restregándolas con las manos, comían.2 Algunos de los fariseos les dijeron:
—¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer en sábado?
3 Respondiendo Jesús, les dijo:
—¿Ni aun esto habéis leído, lo que hizo David cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre?,4 ¿como entró en la casa de Dios y tomó los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino solo a los sacerdotes, y comió, y dio también a los que estaban con él?
5 Y les decía:
—El Hijo del hombre es Señor aun del sábado.

Octubre 19
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Octubre 19

Jesús en el hogar de Simón, el fariseo

Lc. 7.36-50 DHH NIV NBD NVI LBLA
36 Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiera con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa.37 Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume;38 y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los secaba con sus cabellos; y besaba sus pies y los ungía con el perfume.39 Cuando vio esto el fariseo que lo había convidado, dijo para sí: «Si este fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que lo toca, porque es pecadora».40 Entonces, respondiendo Jesús, le dijo:
—Simón, una cosa tengo que decirte.
Y él le dijo:
—Di, Maestro.
41 —Un acreedor tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro, cincuenta.42 No teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos lo amará más?
43 Respondiendo Simón, dijo:
—Pienso que aquel a quien perdonó más.
Él le dijo:
—Rectamente has juzgado.
44 Entonces, mirando a la mujer, dijo a Simón:
—¿Ves esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para mis pies; pero ella ha regado mis pies con lágrimas y los ha secado con sus cabellos.45 No me diste beso; pero ella, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies.46 No ungiste mi cabeza con aceite; pero ella ha ungido con perfume mis pies.47 Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; pero aquel a quien se le perdona poco, poco ama.
48 Y a ella le dijo:
—Tus pecados te son perdonados.
49 Los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí:
—¿Quién es este, que también perdona pecados?
50 Pero él dijo a la mujer:
—Tu fe te ha salvado; ve en paz.

La blasfemia contra el Espíritu Santo

Mt. 12.22-37 DHH NIV NBD NVI LBLA
22 Entonces le llevaron un endemoniado, ciego y mudo; y lo sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba.23 Toda la gente estaba atónita y decía: «¿Será este aquel Hijo de David?».24 Pero los fariseos, al oírlo, decían: «Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios».
25 Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo es asolado, y ninguna ciudad o casa dividida contra sí misma permanecerá.26 Si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino?27 Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.28 Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios,29 pues ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte y saquear sus bienes, si primero no lo ata? Entonces podrá saquear su casa.30 El que no está conmigo, está contra mí; y el que conmigo no recoge, desparrama.
31 »Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada.32 Cualquiera que diga alguna palabra contra el Hijo del hombre, será perdonado; pero el que hable contra el Espíritu Santo, no será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero.
33 »Si el árbol es bueno, su fruto es bueno; si el árbol es malo, su fruto es malo, porque por el fruto se conoce el árbol.34 ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos?, porque de la abundancia del corazón habla la boca.35 El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas, y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.36 Pero yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio,37 pues por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado».

Mr. 3.20-30 DHH NIV NBD NVI LBLA
20 y se juntó de nuevo tanta gente que ni siquiera podían comer pan.21 Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderlo, porque decían: «Está fuera de sí».
22 Pero los escribas que habían venido de Jerusalén decían que tenía a Beelzebú, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios.
23 Y habiéndolos llamado, les hablaba en parábolas:
—¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás?24 Si un reino está dividido contra sí mismo, tal reino no puede permanecer.25 Y si una casa está dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer.26 Y si Satanás se levanta contra sí mismo y se divide, no puede permanecer, sino que ha llegado su fin.
27 »Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si antes no lo ata; solamente así podrá saquear su casa.
28 »De cierto os digo que todos los pecados y las blasfemias, cualesquiera que sean, les serán perdonados a los hijos de los hombres;29 pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno.
30 Es que ellos habían dicho: «Tiene espíritu impuro».

Lc. 11.14-23 DHH NIV NBD NVI LBLA
14 Estaba Jesús echando fuera un demonio, que era mudo; y aconteció que, después de salir el demonio, el mudo habló y la gente quedó maravillada.15 Pero algunos de ellos decían:
—Por Beelzebú, príncipe de los demonios, echa fuera los demonios.
16 Otros, para tentarlo, le pedían señal del cielo.
17 Pero él, conociendo los pensamientos de ellos, les dijo:
—Todo reino dividido contra sí mismo es asolado, y una casa dividida contra sí misma, cae.18 De igual manera, si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo permanecerá su reino? Os digo esto ya que decís que por Beelzebú echo yo fuera los demonios.19 Si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿vuestros hijos por quién los echan? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.20 Pero si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros.
21 »Mientras el hombre fuerte y armado guarda su palacio, en paz está lo que posee.22 Pero cuando viene otro más fuerte que él y lo vence, le quita todas las armas en que confiaba y reparte el botín.
23 »El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.

El espíritu impuro que vuelve

Mt. 12.43-45 DHH NIV NBD NVI LBLA
43 »Cuando el espíritu impuro sale del hombre, anda por lugares secos buscando reposo, pero no lo halla.44 Entonces dice: “Volveré a mi casa, de donde salí”. Cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada.45 Entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entran y habitan allí; y el estado final de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala generación».

Lc. 11.24-26 DHH NIV NBD NVI LBLA
24 »Cuando el espíritu impuro sale del hombre, anda por lugares secos buscando reposo; pero, al no hallarlo, dice: “Volveré a mi casa, de donde salí”.25 Cuando llega, la halla barrida y adornada.26 Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él; y entran y viven allí, y el estado final de aquel hombre viene a ser peor que el primero.

Los que en verdad son bienaventurados

Lc. 11.27,28 DHH NIV NBD NVI LBLA
27 Mientras él decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo:
—¡Bienaventurado el vientre que te llevó y los senos que mamaste!
28 Pero él dijo:
—¡Antes bien, bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la obedecen!

La generación perversa demanda señal

Mt. 12.38-42 DHH NIV NBD NVI LBLA
38 Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos diciendo:
—Maestro, deseamos ver de ti una señal.
39 Él respondió y les dijo:
—La generación mala y adúltera demanda señal, pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás.40 Como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.41 Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación y la condenarán, porque ellos se arrepintieron por la predicación de Jonás, y en este lugar hay alguien que es más que Jonás.42 La reina del Sur se levantará en el juicio con esta generación y la condenará, porque ella vino desde los confines de la tierra para oir la sabiduría de Salomón, y en este lugar hay alguien que es más que Salomón.

Lc. 11.29-32 DHH NIV NBD NVI LBLA
29 Apiñándose las multitudes, comenzó a decir:
«Esta generación es mala; demanda señal, pero señal no le será dada, sino la señal de Jonás,30 porque así como Jonás fue señal a los ninivitas, lo será también el Hijo del hombre a esta generación.31 La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino desde los confines de la tierra para oir la sabiduría de Salomón, y en este lugar hay alguien que es más que Salomón.32 Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio contra esta generación y la condenarán, porque ante la predicación de Jonás se arrepintieron, y en este lugar hay alguien que es más que Jonás.

Octubre 20
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Octubre 20

Jesús acusa a escribas y fariseos

Mt. 23.1-36 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo:
2 «En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos.3 Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; pero no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, pero no hacen.4 Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas.5 Antes bien, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres, pues ensanchan sus filacterias y extienden los flecos de sus mantos;6 aman los primeros asientos en las cenas, las primeras sillas en las sinagogas,7 las salutaciones en las plazas y que los hombres los llamen: “Rabí, Rabí”.
8 »Pero vosotros no pretendáis que os llamen “Rabí”, porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos.9 Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos.10 Ni seáis llamados maestros, porque uno es vuestro Maestro, el Cristo.11 El que es el mayor de vosotros sea vuestro siervo,12 porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
13 »Pero ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres, pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando.
14 »¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación.
15 »¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito y, cuando lo conseguís, lo hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros.
16 »¡Ay de vosotros, guías ciegos!, que decís: “Si alguien jura por el Templo, no es nada; pero si alguien jura por el oro del Templo, es deudor”.17 ¡Insensatos y ciegos!, porque ¿cuál es mayor, el oro o el Templo que santifica al oro?18 También decís: “Si alguien jura por el altar, no es nada; pero si alguien jura por la ofrenda que está sobre él, es deudor”.19 ¡Necios y ciegos!, porque ¿cuál es mayor, la ofrenda o el altar que santifica la ofrenda?20 El que jura por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él;21 y el que jura por el Templo, jura por él y por el que lo habita;22 y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por aquel que está sentado en él.
23 »¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque diezmáis la menta, el anís y el comino, y dejáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.24 ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y tragáis el camello!
25 »¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia.26 ¡Fariseo ciego!, limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera quede limpio.
27 »¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.28 Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.
29 »¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos,30 y decís: “Si hubiéramos vivido en los días de nuestros padres, no habríamos sido sus cómplices en la sangre de los profetas”.31 Con esto dais testimonio contra vosotros mismos de que sois hijos de aquellos que mataron a los profetas.32 ¡Vosotros, pues, colmad la medida de vuestros padres!33 ¡Serpientes, generación de víboras!, ¿cómo escaparéis de la condenación del infierno?34 Por tanto, yo os envío profetas, sabios y escribas; de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas y perseguiréis de ciudad en ciudad.35 Así recaerá sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel, el justo, hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el Templo y el altar.36 De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación.

Mr. 12.38-40 DHH NIV NBD NVI LBLA
38 Les decía en su enseñanza:
«Guardaos de los escribas, que gustan de andar con largas ropas, y aman las salutaciones en las plazas,39 las primeras sillas en las sinagogas y los primeros asientos en las cenas,40 que devoran las casas de las viudas y, para disimularlo, hacen largas oraciones. Estos recibirán mayor condenación».

Lc. 11.37-54 DHH NIV NBD NVI LBLA
37 Tan pronto terminó de hablar, un fariseo le rogó que comiera con él; y entrando Jesús en la casa, se sentó a la mesa.38 El fariseo, cuando lo vio, se extrañó de que no se hubiera lavado antes de comer.39 Pero el Señor le dijo:
—Vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad.40 ¡Necios!, el que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro?41 Dad limosna de lo que tenéis, y entonces todo os será limpio.
42 »Pero ¡ay de vosotros, fariseos!, que diezmáis la menta, la ruda y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.
43 »¡Ay de vosotros, fariseos!, que amáis las primeras sillas en las sinagogas y las salutaciones en las plazas.
44 »¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, que sois como sepulcros que no se ven, y los hombres que andan por encima no lo saben.
45 Respondiendo uno de los intérpretes de la Ley, le dijo:
—Maestro, cuando dices esto, también nos ofendes a nosotros.
46 Él dijo:
—¡Ay de vosotros también, intérpretes de la Ley!, porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis.
47 »¡Ay de vosotros, que edificáis los sepulcros de los profetas a quienes mataron vuestros padres!48 De modo que sois testigos y consentidores de los hechos de vuestros padres; a la verdad ellos los mataron, pero vosotros edificáis sus sepulcros.
49 »Por eso la sabiduría de Dios también dijo: “Les enviaré profetas y apóstoles; y de ellos, a unos matarán y a otros perseguirán”,50 para que se demande de esta generación la sangre de todos los profetas que se ha derramado desde la fundación del mundo,51 desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que murió entre el altar y el Templo; sí, os digo que será demandada de esta generación.
52 »¡Ay de vosotros, intérpretes de la Ley!, porque habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo impedisteis.
53 Diciéndoles él estas cosas, los escribas y los fariseos comenzaron a acosarlo en gran manera y a provocarlo para que hablara de muchas cosas,54 acechándolo y procurando cazar alguna palabra de su boca para acusarlo.

Lc. 20.45-47 DHH NIV NBD NVI LBLA
45 Oyéndolo todo el pueblo, dijo a sus discípulos:
46 —Guardaos de los escribas, que gustan de andar con ropas largas, aman las salutaciones en las plazas, las primeras sillas en las sinagogas y los primeros asientos en las cenas;47 que devoran las casas de las viudas y, por pretexto, hacen largas oraciones. Estos recibirán mayor condenación.

La demanda de una señal

Mt. 16.1-4 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Llegaron los fariseos y los saduceos para tentarlo, y le pidieron que les mostrara una señal del cielo.2 Pero él, respondiendo, les dijo: «Cuando anochece, decís: “Hará buen tiempo, porque el cielo está rojo”.3 Y por la mañana: “Hoy habrá tempestad, porque el cielo está rojo y nublado”. ¡Hipócritas, que sabéis distinguir el aspecto del cielo, pero las señales de los tiempos no podéis distinguir!4 La generación mala y adúltera demanda una señal, pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás».
Y dejándolos, se fue.

Mr. 8.11-13 DHH NIV NBD NVI LBLA
11 Vinieron entonces los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole señal del cielo para tentarlo.12 Él, gimiendo en su espíritu, dijo:
—¿Por qué pide señal esta generación? De cierto os digo que no se dará señal a esta generación.13 Y dejándolos, volvió a entrar en la barca y se fue a la otra ribera.

Lc. 12.54-56 DHH NIV NBD NVI LBLA
54 Decía también a la multitud: «Cuando veis la nube que sale del poniente, luego decís: “Agua viene”, y así sucede.55 Y cuando sopla el viento del sur, decís: “Hará calor”, y lo hace.56 ¡Hipócritas! Sabéis distinguir el aspecto del cielo y de la tierra, ¿y cómo no distinguís este tiempo?

La cuestión del tributo

Mt. 22.15-22 DHH NIV NBD NVI LBLA
15 Entonces se fueron los fariseos y consultaron cómo sorprenderlo en alguna palabra.16 Y le enviaron sus discípulos junto con los herodianos, diciendo:
—Maestro, sabemos que eres amante de la verdad y que enseñas con verdad el camino de Dios, y no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres.17 Dinos, pues, qué te parece: ¿Está permitido dar tributo a César, o no?
18 Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo:
—¿Por qué me tentáis, hipócritas?19 Mostradme la moneda del tributo.
Ellos le presentaron un denario.20 Entonces les preguntó:
—¿De quién es esta imagen y la inscripción?
21 Le dijeron:
—De César.
Y les dijo:
—Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.
22 Al oir esto se maravillaron, y dejándolo, se fueron.

Mr. 12.13-17 DHH NIV NBD NVI LBLA

13 Le enviaron algunos de los fariseos y de los herodianos para que lo sorprendieran en alguna palabra.14 Viniendo ellos, le dijeron:
—Maestro, sabemos que eres hombre veraz y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres, sino que con verdad enseñas el camino de Dios. ¿Es lícito dar tributo a César, o no? ¿Daremos, o no daremos?
15 Pero él, percibiendo la hipocresía de ellos, les dijo:
—¿Por qué me tentáis? Traedme un denario para que lo vea.
16 Ellos se lo trajeron; y él entonces preguntó:
—¿De quién es esta imagen y la inscripción?
Ellos le dijeron:
—De César.
17 Respondiendo Jesús, les dijo:
—Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.
Y se maravillaron de él.

Lc. 20.20-26 DHH NIV NBD NVI LBLA
20 Y, acechándolo, enviaron espías que simularan ser justos, a fin de sorprenderlo en alguna palabra, para entregarlo al poder y autoridad del gobernador.21 Le preguntaron, diciendo:
—Maestro, sabemos que dices y enseñas rectamente, y que no haces acepción de persona, sino que enseñas el camino de Dios con verdad.22 ¿Nos es lícito dar tributo a César, o no?
23 Pero él, comprendiendo la astucia de ellos, les dijo:
—¿Por qué me tentáis?24 Mostradme la moneda. ¿De quién es la imagen y la inscripción?
Respondiendo dijeron:
—De César.
25 Entonces les dijo:
—Pues dad a César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios.
26 Y no pudieron sorprenderlo en palabra alguna delante del pueblo, sino que, maravillados de su respuesta, callaron.

Octubre 21
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Octubre 21

La pregunta sobre la resurrección

Mt. 22.23-33 DHH NIV NBD NVI LBLA
23 Aquel día se acercaron a él los saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron,24 diciendo:
—Maestro, Moisés dijo: “Si alguien muere sin hijos, su hermano se casará con su mujer y levantará descendencia a su hermano”.25 Hubo, pues, entre nosotros siete hermanos: el primero se casó y, como murió sin dejar descendencia, dejó su mujer a su hermano.26 De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo.27 Después de todos murió también la mujer.28 En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer, ya que todos la tuvieron?
29 Entonces respondiendo Jesús, les dijo:
—Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios,30 pues en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo.31 Pero respecto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios, cuando afirmó:32 “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.
33 Al oir esto, la gente se admiraba de su doctrina.

Mr. 12.18-27 DHH NIV NBD NVI LBLA
18 Entonces vinieron a él los saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron, diciendo:
19 —Maestro, Moisés nos escribió que si el hermano de alguno muere y deja esposa, pero no deja hijos, su hermano debe casarse con ella y levantar descendencia a su hermano.20 Hubo siete hermanos: el primero tomó esposa, y murió sin dejar descendencia.21 Entonces el segundo se casó con ella, pero él también murió sin dejar descendencia. Lo mismo pasó con el tercero,22 y con los siete: ninguno dejó descendencia. Finalmente, murió también la mujer.23 En la resurrección, pues, cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será ella mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer?
24 Entonces, respondiendo Jesús, les dijo:
—Erráis también en esto, porque ignoráis las Escrituras y el poder de Dios,25 porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino que serán como los ángeles que están en los cielos.26 Pero respecto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”?27 ¡Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos! Así que vosotros mucho erráis.

Lc. 20.27-40 DHH NIV NBD NVI LBLA
27 Se acercaron entonces algunos de los saduceos, los cuales niegan que haya resurrección, y le preguntaron,28 diciendo:
—Maestro, Moisés nos escribió: “Si el hermano de alguno muere teniendo mujer y no deja hijos, que su hermano se case con ella y levante descendencia a su hermano”.29 Hubo, pues, siete hermanos: el primero tomó esposa y murió sin hijos.30 Y la tomó el segundo, el cual también murió sin hijos.31 La tomó el tercero, y así todos los siete, y murieron sin dejar descendencia.32 Finalmente murió también la mujer.33 En la resurrección, pues, ¿de cuál de ellos será mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer?
34 Entonces respondiendo Jesús, les dijo:
—Los hijos de este siglo se casan y se dan en casamiento,35 pero los que son tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan ni se dan en casamiento,36 porque ya no pueden morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios al ser hijos de la resurrección.37 Pero en cuanto a que los muertos han de resucitar, aun Moisés lo enseñó en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob,38 porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven.
39 Respondiéndole algunos de los escribas, dijeron:
—Maestro, bien has dicho.
40 Y no osaron preguntarle nada más.

¿De quién es hijo el Cristo?

Mt. 22.41-46 DHH NIV NBD NVI LBLA
41 Estando reunidos los fariseos, Jesús les preguntó,42 diciendo:
—¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo?
Le dijeron:
—De David.
43 Él les dijo:
—¿Cómo, pues, David en el Espíritu lo llama Señor, diciendo:
44 »“Dijo el Señor a mi Señor:
siéntate a mi derecha,
hasta que ponga a tus enemigos
por estrado de tus pies”?
45 »Pues si David lo llama Señor, ¿cómo es su hijo?
46 Y nadie le podía responder palabra; ni se atrevió ninguno a preguntarle más desde aquel día.

Mr. 12.35-37 DHH NIV NBD NVI LBLA
35 Enseñando Jesús en el Templo, decía:
«¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David?,36 pues el mismo David dijo por el Espíritu Santo:
»“Dijo el Señor a mi Señor:
‘Siéntate a mi diestra,
hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies’ ”.
37 »David mismo lo llama Señor; ¿cómo, pues, es su hijo?».
Y gran multitud del pueblo lo oía de buena gana.

Lc. 20.41-44 DHH NIV NBD NVI LBLA
41 Entonces él les dijo:
—¿Cómo dicen que el Cristo es hijo de David?,42 pues el mismo David dice en el libro de los Salmos:
»“Dijo el Señor a mi Señor:
‘Siéntate a mi diestra,
43 hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies’ ”.
44 »David, pues, lo llama Señor; ¿cómo entonces es su hijo?

Lo que contamina al hombre

Mt. 15-1.20 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Entonces se acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo:
2 —¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos?, pues no se lavan las manos cuando comen pan.
3 Respondiendo él, les dijo:
—¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?4 Dios mandó diciendo: “Honra a tu padre y a tu madre”, y “El que maldiga al padre o a la madre, sea condenado a muerte”,5 pero vosotros decís: “Cualquiera que diga a su padre o a su madre: ‘Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte’,6 ya no ha de honrar a su padre o a su madre”. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición.7 Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:
8 »“Este pueblo de labios me honra,
mas su corazón está lejos de mí,
9 pues en vano me honran,
enseñando como doctrinas mandamientos de hombres”.
10 Y llamando a sí a la multitud, les dijo:
—Oíd, y entended:11 No lo que entra por la boca contamina al hombre; pero lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.
12 Entonces, acercándose sus discípulos, le dijeron:
—¿Sabes que los fariseos se ofendieron cuando oyeron esta palabra?
13 Pero respondiendo él, dijo:
—Toda planta que no plantó mi Padre celestial será desarraigada.14 Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guía al ciego, ambos caerán en el hoyo.
15 Respondiendo Pedro, le dijo:
—Explícanos esta parábola.
16 Jesús dijo:
—¿También vosotros estáis faltos de entendimiento?17 ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la letrina?18 Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre,19 porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.20 Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre.

 

Mr. 7.1-23 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Se acercaron a Jesús los fariseos y algunos de los escribas, que habían venido de Jerusalén;2 estos, viendo a algunos de los discípulos de Jesús comer pan con manos impuras, esto es, no lavadas, los condenaban,3 (pues los fariseos y todos los judíos, aferrándose a la tradición de los ancianos, si no se lavan muchas veces las manos, no comen.4 Y cuando regresan de la plaza, si no se lavan, no comen. Y otras muchas cosas hay que se aferran en guardar, como los lavamientos de los vasos de beber, de los jarros, de los utensilios de metal y de las camas.)5 Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas:
—¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos impuras?
6 Respondiendo él, les dijo:
—¡Hipócritas! Bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito:
“Este pueblo de labios me honra,
mas su corazón está lejos de mí,
7 pues en vano me honran,
enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres”,
8 porque, dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber. Y hacéis otras muchas cosas semejantes.
9 Les decía también:
—Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición,10 porque Moisés dijo: “Honra a tu padre y a tu madre” y “El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente,”11 pero vosotros decís: “Basta que diga un hombre al padre o a la madre: ‘Es Corbán (que quiere decir: “Mi ofrenda a Dios”) todo aquello con que pudiera ayudarte’ ”,12 y no lo dejáis hacer más por su padre o por su madre,13 invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas.
14 Llamando a sí a toda la multitud, les dijo:
—Oídme todos y entended:15 Nada hay fuera del hombre que entre en él, que lo pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre.16 Si alguno tiene oídos para oir, oiga.
17 Cuando se alejó de la multitud y entró en casa, le preguntaron sus discípulos sobre la parábola.18 Él les dijo:
—¿También vosotros estáis así, sin entendimiento? ¿No entendéis que nada de fuera que entra en el hombre lo puede contaminar,19 porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina?
Esto decía, declarando limpios todos los alimentos.20 Pero decía que lo que sale del hombre, eso contamina al hombre,21 porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios,22 los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lujuria, la envidia, la calumnia, el orgullo y la insensatez.23 Todas estas maldades salen de dentro y contaminan al hombre.

Octubre 22
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Octubre 22

El gran mandamiento

Mt. 22.34-40 DHH NIV NBD NVI LBLA
34 Entonces los fariseos, cuando oyeron que había hecho callar a los saduceos, se reunieron.35 Y uno de ellos, intérprete de la Ley, preguntó para tentarlo, diciendo:
36 —Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la Ley?
37 Jesús le dijo:
—“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”.38 Este es el primero y grande mandamiento.39 Y el segundo es semejante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.40 De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas.

 

Mr. 12.28-34 DHH NIV NBD NVI LBLA
28 Acercándose uno de los escribas, que los había oído discutir y sabía que les había respondido bien, le preguntó:
—¿Cuál es el primer mandamiento de todos?
29 Jesús le respondió:
—El primero de todos los mandamiento es: “Oye, Israel: el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. 30 Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.” Éste es el principal mandamiento. 31 El segundo es semejante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” No hay otro mandamiento mayor que estos.
32 Entonces el escriba le dijo:
—Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios y no hay otro fuera de él; 33 y amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios.
34 Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo:
—No estás lejos del reino de Dios.
Y ya nadie se atrevía a preguntarle.

Jesús, el pan de vida

Jn. 6.25-59 DHH NIV NBD NVI LBLA
25 Y hallándolo al otro lado del mar, le preguntaron:
—Rabí, ¿cuándo llegaste acá?
26 Respondió Jesús y les dijo:
—De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis.27 Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que permanece para vida eterna, la cual os dará el Hijo del hombre, porque a este señaló Dios, el Padre.
28 Entonces le preguntaron:
—¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?
29 Respondió Jesús y les dijo:
—Esta es la obra de Dios, que creáis en aquel que él ha enviado.
30 Entonces le dijeron:
—¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos y te creamos? ¿Qué obra haces?31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Les dio a comer pan del cielo”.
32 Y Jesús les dijo:
—De cierto, de cierto os digo: Moisés no os dio el pan del cielo, pero mi Padre os da el verdadero pan del cielo,33 porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.
34 Le dijeron:
—Señor, danos siempre este pan.
35 Jesús les respondió:
—Yo soy el pan de vida. El que a mí viene nunca tendrá hambre, y el que en mí cree no tendrá sed jamás.36 Pero ya os he dicho que, aunque me habéis visto, no creéis.37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí, y al que a mí viene, no lo echo fuera.38 He descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.39 Y la voluntad del Padre, que me envió, es que no pierda yo nada de todo lo que él me da, sino que lo resucite en el día final.40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: que todo aquel que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna; y yo lo resucitaré en el día final.
41 Murmuraban entonces de él los judíos, porque había dicho: «Yo soy el pan que descendió del cielo»,42 y decían:
—Este, ¿no es Jesús el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo dice ahora: “Del cielo he descendido”?
43 Jesús respondió y les dijo:
—No murmuréis entre vosotros.44 Nadie puede venir a mí, si el Padre, que me envió, no lo atrae; y yo lo resucitaré en el día final.45 Escrito está en los Profetas: “Y todos serán enseñados por Dios”. Así que, todo aquel que oye al Padre y aprende de él, viene a mí.46 No que alguien haya visto al Padre; solo aquel que viene de Dios, ese ha visto al Padre.47 De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí tiene vida eterna.48 Yo soy el pan de vida.49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y aun así murieron.50 Este es el pan que desciende del cielo para que no muera quien coma de él.51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguien come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.
52 Entonces los judíos discutían entre sí, diciendo:
—¿Cómo puede este darnos a comer su carne?
53 Jesús les dijo:
—De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.54 El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final,55 porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.56 El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.57 Así como me envió el Padre viviente y yo vivo por el Padre, también el que me come vivirá por mí.58 Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres, que comieron el maná y murieron; el que come este pan vivirá eternamente.
59 Estas cosas dijo en Capernaúm, enseñando en una sinagoga.

Palabras de vida eterna

Jn. 6.60-71 DHH NIV NBD NVI LBLA
60 Al oir esto, muchos de sus discípulos dijeron:
—Dura es esta palabra; ¿quién la puede oir?
61 Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo:
—¿Esto os escandaliza?62 ¿Pues qué, si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba primero?63 El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.64 Pero hay algunos de vosotros que no creen—porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién lo había de entregar—.
65 Y dijo:
—Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le es dado del Padre.
66 Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás y ya no andaban con él.67 Dijo entonces Jesús a los doce:
—¿Queréis acaso iros también vosotros?
68 Le respondió Simón Pedro:
—Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.69 Y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
70 Jesús les respondió:
—¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo?
71 Hablaba de Judas Iscariote hijo de Simón, porque él era el que lo iba a entregar, y era uno de los doce.

Incredulidad de los hermanos de Jesús

Jn. 7.1-9 DHH NIV NBD NVI LBLA

1 Después de esto andaba Jesús en Galilea, pues no quería andar en Judea, porque los judíos intentaban matarlo.2 Estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los Tabernáculos,3 y le dijeron sus hermanos:
—Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces,4 porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo.
5 Ni aun sus hermanos creían en él.6 Entonces Jesús les dijo:
—Mi tiempo aún no ha llegado, pero vuestro tiempo siempre está preparado.7 No puede el mundo odiaros a vosotros; pero a mí me odia, porque yo testifico de él, que sus obras son malas.8 Subid vosotros a la fiesta; yo no subo todavía a esa fiesta, porque mi tiempo aún no se ha cumplido.
9 Y habiéndoles dicho esto se quedó en Galilea.

Incredulidad de los judíos

Jn. 12.36b-43 DHHNIVNBDNVILBLA
36 Habiendo dicho Jesús esto, se fue y se ocultó de ellos.37 Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él,38 para que se cumpliera la palabra del profeta Isaías, que dijo:
«Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?
¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor?».
39 Por esto no podían creer, porque también dijo Isaías:
40 «Cegó los ojos de ellos y endureció su corazón,
para que no vean con los ojos,
ni entiendan con el corazón,
ni se conviertan, y yo los sane».
41 Isaías dijo esto cuando vio su gloria, y habló acerca de él.
42 A pesar de eso, muchos, incluso de los gobernantes, creyeron en él, pero no lo confesaban por temor a los fariseos, para no ser expulsados de la sinagoga,43 porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.

Jesús en la fiesta de los Tabernáculos

Jn. 7.10-24 DHH NIV NBD NVI LBLA
10 Pero después que sus hermanos subieron, entonces él también subió a la fiesta, no abiertamente, sino como en secreto.11 Y lo buscaban los judíos en la fiesta, y decían:
—¿Dónde estará aquel?
12 Y había mucha murmuración acerca de él entre la multitud, pues unos decían: «Es bueno»; pero otros decían: «No, sino que engaña al pueblo».13 Sin embargo, ninguno hablaba abiertamente de él por miedo a los judíos.
14 Pero a la mitad de la fiesta subió Jesús al Templo, y enseñaba.15 Y se admiraban los judíos, diciendo:
—¿Cómo sabe este letras sin haber estudiado?
16 Jesús les respondió y dijo:
—Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió.17 El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta.18 El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que lo envió, este es verdadero y no hay en él injusticia.19 ¿No os dio Moisés la Ley? Sin embargo, ninguno de vosotros la cumple. ¿Por qué intentáis matarme?
20 Respondió la multitud y dijo:
—Demonio tienes, ¿quién intenta matarte?
21 Jesús respondió y les dijo:
—Una obra hice y todos os admiráis.22 Por cierto, Moisés os dio la circuncisión—no porque sea de Moisés, sino de los padres— y en sábado circuncidáis al hombre.23 Si recibe el hombre la circuncisión en sábado, para que la Ley de Moisés no sea quebrantada, ¿os enojáis conmigo porque en sábado sané completamente a un hombre?24 No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.

Octubre 23
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Octubre 23

¿Es este el Cristo?

Jn. 7.25-31 DHH NIV NBD NVI LBLA
25 Decían entonces unos de Jerusalén:
—¿No es a este a quien buscan para matarlo?26 Pues mirad, habla públicamente y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido en verdad las autoridades que este es el Cristo?27 Pero este, sabemos de dónde es; sin embargo, cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde es.
28 Jesús entonces, enseñando en el Templo, alzó la voz y dijo:
—A mí me conocéis y sabéis de dónde soy; no he venido de mí mismo, pero el que me envió, a quien vosotros no conocéis, es verdadero.29 Pero yo lo conozco, porque de él procedo, y él me envió.
30 Entonces intentaban prenderlo; pero ninguno le echó mano, porque aún no había llegado su hora.31 Y muchos de la multitud creyeron en él y decían:
—El Cristo, cuando venga, ¿hará más señales que las que este hace?

Los fariseos envían guardias para detener a Jesús

Jn 7.32-36 DHH NIV NBD NVI LBLA
32 Los fariseos oyeron a la gente que murmuraba de él estas cosas. Entonces los principales sacerdotes y los fariseos enviaron guardias para que lo prendieran.33 Y Jesús dijo:
—Todavía estaré con vosotros algún tiempo, y luego iré al que me envió.34 Me buscaréis, pero no me hallaréis, y a donde yo estaré, vosotros no podréis ir.
35 Entonces los judíos dijeron entre sí:
—¿Adónde se irá este, que no lo hallaremos? ¿Se irá a los dispersos entre los griegos y enseñará a los griegos?36 ¿Qué significa esto que dijo: “Me buscaréis, pero no me hallaréis, y a donde yo estaré, vosotros no podréis ir”?

Ríos de agua viva

Jn 7.37-39 DHH NIV NBD NVI LBLA
37 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo:
—Si alguien tiene sed, venga a mí y beba.38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior brotarán ríos de agua viva.
39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él, pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.

División entre la gente

Jn 7.40-44 DHH NIV NBD NVI LBLA
40 Entonces algunos de la multitud, oyendo estas palabras, decían: «Verdaderamente este es el Profeta».41 Otros decían: «Este es el Cristo». Pero algunos decían: «¿De Galilea ha de venir el Cristo?42 ¿No dice la Escritura que de la descendencia de David, y de la aldea de Belén, de donde era David, ha de venir el Cristo?».43 Hubo entonces división entre la gente a causa de él.44 Y algunos de ellos querían prenderlo, pero ninguno le echó mano.

¡Nunca nadie ha hablado así!

Jn 7.45-52 DHH NIV NBD NVI LBLA
45 Los guardias vinieron a los principales sacerdotes y a los fariseos. Entonces estos les preguntaron:
—¿Por qué no lo habéis traído?
46 Los guardias respondieron:
—¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!
47 Entonces los fariseos les preguntaron:
—¿También vosotros habéis sido engañados?48 ¿Acaso ha creído en él alguno de los gobernantes o de los fariseos?49 Pero esta gente que no sabe la Ley, maldita es.
50 Les dijo Nicodemo, el que vino a él de noche, el cual era uno de ellos:
51 —¿Juzga acaso nuestra Ley a un hombre si primero no lo oye y sabe lo que ha hecho?
52 Respondieron y le dijeron:
—¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado un profeta.

La mujer adúltera

Jn 7.53-8.11 DHH NIV NBD NVI LBLA
53 Y cada uno se fue a su casa,
1 pero Jesús se fue al monte de los Olivos.2 Por la mañana volvió al Templo, y todo el pueblo vino a él; y sentándose, les enseñaba.3 Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio,4 le dijeron:
—Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio,5 y en la Ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?
6 Esto decían probándolo, para tener de qué acusarlo. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo.7 Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo:
—El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.
8 E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra.9 Pero ellos, al oir esto, acusados por su conciencia, fueron saliendo uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los más jóvenes; solo quedaron Jesús y la mujer que estaba en medio.10 Enderezándose Jesús y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo:
—Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?
11 Ella dijo:
—Ninguno, Señor.
Entonces Jesús le dijo:
—Ni yo te condeno; vete y no peques más.

Jesús, la luz del mundo

Jn 8.12-20 DHH NIV NBD NVI LBLA
12 Otra vez Jesús les habló, diciendo:
—Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
13 Entonces los fariseos le dijeron:
—Tú das testimonio acerca de ti mismo; tu testimonio no es válido.
14 Respondió Jesús y les dijo:
—Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es válido, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo ni a dónde voy.15 Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie.16 Y si yo juzgo, mi juicio es según la verdad, porque no soy yo solo, sino yo y el Padre que me envió.17 Y en vuestra Ley está escrito que el testimonio de dos hombres es válido.18 Yo soy el que doy testimonio de mí mismo. También el Padre que me envió da testimonio de mí.
19 Ellos le dijeron:
—¿Dónde está tu padre?
Respondió Jesús:
—Ni a mí me conocéis, ni a mi Padre; si a mí me conocierais, también a mi Padre conoceríais.
20 Estas palabras habló Jesús en el lugar de las ofrendas, enseñando en el Templo; y nadie lo prendió, porque aún no había llegado su hora.

A donde yo voy, vosotros no podéis ir

Jn 8.21-30 DHH NIV NBD NVI LBLA
21 Otra vez les dijo Jesús:
—Yo me voy, y me buscaréis, pero en vuestro pecado moriréis; a donde yo voy, vosotros no podéis ir.
22 Decían entonces los judíos:
—¿Acaso pensará matarse, que dice: “A donde yo voy, vosotros no podéis ir”?
23 Y les dijo:
—Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo.24 Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados, si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.
25 Entonces le dijeron:
—Tú, ¿quién eres?
Entonces Jesús les dijo:
—Lo que desde el principio os he dicho.26 Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros; pero el que me envió es verdadero, y yo, lo que he oído de él, esto hablo al mundo.
27 Pero no entendieron que les hablaba del Padre.
28 Les dijo, pues, Jesús:
—Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces conoceréis que yo soy y que nada hago por mí mismo, sino que, según me enseñó el Padre, así hablo,29 porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada.
30 Al hablar él estas cosas, muchos creyeron en él.

La verdad os hará libres

Jn 8.31-47 DHH NIV NBD NVI LBLA
31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él:
—Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;32 y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.
33 Le respondieron:
—Descendientes de Abraham somos y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: “Seréis libres”?
34 Jesús les respondió:
—De cierto, de cierto os digo que todo aquel que practica el pecado, esclavo es del pecado.35 Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre.36 Así que, si el Hijo os liberta, seréis verdaderamente libres.37 Sé que sois descendientes de Abraham; sin embargo intentáis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros.38 Yo hablo lo que he visto estando junto al Padre, y vosotros hacéis lo que habéis oído junto a vuestro padre.
39 Respondieron y le dijeron:
—Nuestro padre es Abraham.
Jesús les dijo:
—Si fuerais hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais.40 Pero ahora intentáis matarme a mí, que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios. No hizo esto Abraham.41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre.
Entonces le dijeron:
—¡Nosotros no hemos nacido de fornicación! ¡Un padre tenemos: Dios!
42 Jesús entonces les dijo:
—Si vuestro padre fuera Dios, entonces me amaríais, porque yo de Dios he salido y he venido, pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió.43 ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra.44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla, pues es mentiroso y padre de mentira.45 Pero a mí, que digo la verdad, no me creéis.46 ¿Quién de vosotros puede acusarme de pecado? Y si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis?47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.

La preexistencia de Cristo

Jn 8.48-59 DHHNIVNBDNVILBLA
48 Respondieron entonces los judíos, y le dijeron:
—¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano y que tienes demonio?
49 Respondió Jesús:
—Yo no tengo demonio, antes honro a mi Padre; y vosotros me deshonráis.50 Pero yo no busco mi gloria; hay quien la busca y juzga.51 De cierto, de cierto os digo que el que guarda mi palabra nunca verá muerte.
52 Entonces los judíos le dijeron:
—Ahora nos convencemos de que tienes demonio. Abraham murió, y los profetas; y tú dices: “El que guarda mi palabra nunca sufrirá muerte”.53 ¿Eres tú acaso mayor que nuestro padre Abraham, el cual murió? ¡También los profetas murieron! ¿Quién crees que eres?
54 Respondió Jesús:
—Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es; mi Padre es el que me glorifica, el que vosotros decís que es vuestro Dios.55 Vosotros no lo conocéis. Yo sí lo conozco y, si digo que no lo conozco, sería mentiroso como vosotros; pero lo conozco y guardo su palabra.56 Abraham, vuestro padre, se gozó de que había de ver mi día; y lo vio y se gozó.
57 Entonces le dijeron los judíos:
—Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?
58 Jesús les dijo:
—De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuera, yo soy.
59 Tomaron entonces piedras para arrojárselas, pero Jesús se escondió y salió del Templo y, atravesando por en medio de ellos, se fue.

Octubre 24
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Octubre 24

Los judíos rechazan a Jesús

Jn. 10.22-42 DHH NIV NBD NVI LBLA
22 Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno,23 y Jesús andaba en el Templo por el pórtico de Salomón.24 Lo rodearon los judíos y le dijeron:
—¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.
25 Jesús les respondió:
—Os lo he dicho, y no creéis. Las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;26 pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.27 Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco, y me siguen;28 yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.29 Mi Padre, que me las dio, mayor que todos es, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.30 El Padre y yo uno somos.
31 Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearlo.32 Jesús les respondió:
—Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis?
33 Le respondieron los judíos, diciendo:
—Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia, porque tú, siendo hombre, te haces Dios.
34 Jesús les respondió:
—¿No está escrito en vuestra Ley: “Yo dije, dioses sois”?35 Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada),36 ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: “Tú blasfemas”, porque dije: “Hijo de Dios soy”?37 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis.38 Pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí y yo en el Padre.
39 Intentaron otra vez prenderlo, pero él se escapó de sus manos.
40 Y se fue de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde primero había estado bautizando Juan, y se quedó allí.41 Muchos acudían a él, y decían:
—Juan, a la verdad, ninguna señal hizo; pero todo lo que Juan dijo de este era verdad.
42 Y muchos creyeron en él allí.

Jesús conoce a todos los hombres

Jn. 2.23-25 DHH NIV NBD NVI LBLA
23 Mientras estaba en Jerusalén, en la fiesta de la Pascua, muchos creyeron en su nombre al ver las señales que hacía.24 Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos;25 y no necesitaba que nadie le explicara nada acerca del hombre, pues él sabía lo que hay en el hombre.

OTROS HECHOS Y PREDICACIONES DE JESÚS

Jesús recorre Galilea predicando

Mr. 1.35-39 DHH NIV NBD NVI LBLA
35 Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.36 Lo buscó Simón y los que con él estaban,37 y hallándolo, le dijeron:
—Todos te buscan.
38 Él les dijo:
—Vamos a los lugares vecinos para que predique también allí, porque para esto he venido.
39 Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y echaba fuera los demonios.

Lc. 4.42-44 DHH NIV NBD NVI LBLA
42 Cuando ya era de día, salió y se fue a un lugar desierto. La gente lo buscaba y, llegando a donde estaba, lo detenían para que no se fuera de ellos.43 Pero él les dijo:
—Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios, porque para esto he sido enviado.
44 Y predicaba en las sinagogas de Galilea.

Los mensajeros de Juan el Bautista

Mt. 11.2-19 DHH NIV NBD NVI LBLA
2 Al oir Juan en la cárcel los hechos de Cristo, le envió dos de sus discípulos3 a preguntarle:
—¿Eres tú aquel que había de venir o esperaremos a otro?
4 Respondiendo Jesús, les dijo:
—Id y haced saber a Juan las cosas que oís y veis.5 Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres es anunciado el evangelio;6 y bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí.
7 Mientras ellos se iban, comenzó Jesús a hablar de Juan a la gente:
«¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?8 ¿O qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? Los que llevan vestiduras delicadas, en las casas de los reyes están.9 Pero ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta,10 porque este es de quien está escrito:
»“Yo envío mi mensajero delante de ti,
el cual preparará tu camino delante de ti”.
11 »De cierto os digo que entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; y, sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él.
12 »Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.13 Todos los profetas y la Ley profetizaron hasta Juan.14 Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir.15 El que tiene oídos para oir, oiga.16 Pero ¿a qué compararé esta generación? Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas y gritan a sus compañeros,17 diciendo: “Os tocamos flauta y no bailasteis; os entonamos canciones de duelo y no llorasteis”,18 porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Demonio tiene”.19 Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Este es un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y pecadores”. Pero la sabiduría es justificada por sus hijos».

Lc. 7.18-35 DHH NIV NBD NVI LBLA
18 Los discípulos de Juan le dieron las nuevas de todas estas cosas. Y llamó Juan a dos de sus discípulos,19 y los envió a Jesús para preguntarle: «¿Eres tú el que había de venir o esperaremos a otro?».
20 Cuando, pues, los hombres vinieron a él, le dijeron:
—Juan el Bautista nos ha enviado a ti para preguntarte: “¿Eres tú el que había de venir o esperaremos a otro?”.
21 En esa misma hora sanó a muchos de enfermedades, plagas y espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la vista.22 Respondiendo Jesús, les dijo:
—Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres es anunciado el evangelio;23 y bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en mí.
24 Cuando se fueron los mensajeros de Juan, comenzó a hablar de Juan a la gente:
—¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?25 ¿O qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? Pero los que tienen vestidura preciosa y viven en deleites, en los palacios de los reyes están.26 Entonces ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta.27 Este es de quien está escrito:
»“Yo envío mi mensajero delante de tu faz,
el cual preparará tu camino delante de ti”.
28 »Os digo que entre los nacidos de mujeres no hay mayor profeta que Juan el Bautista; y, sin embargo, el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él.
29 El pueblo entero que lo escuchó, incluso los publicanos, justificaron a Dios, bautizándose con el bautismo de Juan.30 Pero los fariseos y los intérpretes de la Ley desecharon los designios de Dios respecto de sí mismos, y no quisieron ser bautizados por Juan.
31 Agregó el Señor:
—¿A qué, pues, compararé a los hombres de esta generación? ¿A qué son semejantes?32 Semejantes son a los muchachos sentados en la plaza, que se gritan unos a otros y dicen: “Os tocamos flauta, y no bailasteis; os entonamos canciones de duelo y no llorasteis”.33 Vino Juan el Bautista, que ni comía pan ni bebía vino, y decís: “Demonio tiene”.34 Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: “Este es un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores”.35 Pero la sabiduría es justificada por todos sus hijos.

Mujeres que sirven a Jesús

Lc. 8.1-3 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios. Lo acompañaban los doce2 y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios,3 Juana, mujer de Chuza, intendente de Herodes, Susana y otras muchas que ayudaban con sus bienes.

La madre y los hermanos de Jesús

Mt. 12.46-50 DHH NIV NBD NVI LBLA
46 Mientras él aún hablaba a la gente, su madre y sus hermanos estaban afuera y le querían hablar.47 Le dijo uno:
—Tu madre y tus hermanos están afuera y te quieren hablar.
48 Respondiendo él al que le decía esto, dijo:
—¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?
49 Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo:
—Estos son mi madre y mis hermanos,50 pues todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre.

Mr. 3.31-35 DHH NIV NBD NVI LBLA
31 Entre tanto, llegaron sus hermanos y su madre y, quedándose afuera, enviaron a llamarlo.32 Entonces la gente que estaba sentada alrededor de él le dijo:
—Tu madre y tus hermanos están afuera y te buscan.33 Él les respondió diciendo:
—¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?
34 Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo:
—Aquí están mi madre y mis hermanos,35 porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre.

Lc. 8.19-21 DHH NIV NBD NVI LBLA
19 Entonces su madre y sus hermanos vinieron a él; pero no podían llegar hasta él por causa de la multitud.20 Y se le avisó, diciendo:
—Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte.
21 Él entonces respondiendo, les dijo:
—Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios y la obedecen.

Octubre 25
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Octubre 25

Misión de los doce discípulos

Mt. 10.5-15 DHH NIV NBD NVI LBLA
5 A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones diciendo:
«Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis,6 sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel.7 Y yendo, predicad, diciendo: “El reino de los cielos se ha acercado”.8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.9 No llevéis oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos;10 ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón, porque el obrero es digno de su alimento.11 Pero en cualquier ciudad o aldea donde entréis, informaos de quién en ella es digno y quedaos allí hasta que salgáis.12 Al entrar en la casa, saludad.13 Y si la casa es digna, vuestra paz vendrá sobre ella; pero si no es digna, vuestra paz se volverá a vosotros.14 Si alguien no os recibe ni oye vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad y sacudid el polvo de vuestros pies.15 De cierto os digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra que para aquella ciudad.

Mr. 6.7-13 DHH NIV NBD NVI LBLA
7 Después llamó a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, y les dio autoridad sobre los espíritus impuros.8 Les mandó que no llevaran nada para el camino, sino solamente bastón. Ni bolsa, ni pan, ni dinero en el cinto;9 sino que calzaran sandalias y no llevaran dos túnicas.10 Y añadió:
—Dondequiera que entréis en una casa, posad en ella hasta que salgáis de aquel lugar.11 Y si en algún lugar no os reciben ni os oyen, salid de allí y sacudid el polvo que está debajo de vuestros pies, para testimonio a ellos. De cierto os digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para los de Sodoma y Gomorra que para aquella ciudad.
12 Y, saliendo, predicaban que los hombres se arrepintieran.13 Y echaban fuera muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los sanaban.

Lc. 9.1-6 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Reuniendo a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios y para sanar enfermedades.2 Y los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos.3 Les dijo:
—No toméis nada para el camino: ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni llevéis dos túnicas.4 En cualquier casa donde entréis, quedad allí, y de allí salid.5 Dondequiera que no os reciban, salid de aquella ciudad y sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos.
6 Y saliendo, pasaban por todas las aldeas anunciando el evangelio y sanando por todas partes.

Muerte de Juan el Bautista

Mt. 14.3-12 DHHNIVNBDNVILBLA
3 Herodes había prendido a Juan, lo había encadenado y metido en la cárcel, por causa de Herodías, mujer de su hermano Felipe,4 porque Juan le decía: «No te está permitido tenerla».5 Y Herodes quería matarlo, pero temía al pueblo, porque tenían a Juan por profeta.6 Pero cuando se celebraba el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en medio y agradó a Herodes,7 por lo cual este le prometió con juramento darle todo lo que pidiera.8 Ella, instruida primero por su madre, dijo: «Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista».
9 Entonces el rey se entristeció, pero a causa del juramento y de los que estaban con él a la mesa, mandó que se la dieran,10 y ordenó decapitar a Juan en la cárcel.11 Trajeron su cabeza en un plato, se la dieron a la muchacha y ella se la entregó a su madre.12 Entonces llegaron sus discípulos, tomaron el cuerpo, lo enterraron y fueron a dar la noticia a Jesús.

Mr. 6.17-29 DHH NIV NBD NVI LBLA
17 El mismo Herodes había enviado a prender a Juan, y lo había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, mujer de Felipe, su hermano, pues la había tomado por mujer,18 porque Juan había dicho a Herodes: «No te está permitido tener la mujer de tu hermano».
19 Por eso, Herodías lo acechaba y deseaba matarlo; pero no podía,20 porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo oía, se quedaba muy perplejo, pero lo escuchaba de buena gana.21 Llegó el día oportuno cuando Herodes, en la fiesta de su cumpleaños, daba una cena a sus príncipes y tribunos y a los altos dignatarios de Galilea.22 Entró la hija de Herodías y danzó, y agradó a Herodes y a los que estaban con él a la mesa. El rey entonces dijo a la muchacha:
—Pídeme lo que quieras y yo te lo daré.
23 Y le juró:
—Todo lo que me pidas te daré, hasta la mitad de mi reino.
24 Saliendo ella, dijo a su madre:
—¿Qué pediré?
Y esta le dijo:
—La cabeza de Juan el Bautista.
25 Entonces ella entró apresuradamente ante el rey, y pidió diciendo:
—Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista.
26 El rey se entristeció mucho, pero a causa del juramento y de los que estaban con él a la mesa, no quiso desairarla.27 En seguida el rey, enviando a uno de la guardia, mandó que fuera traída la cabeza de Juan.28 El guarda fue y lo decapitó en la cárcel, trajo su cabeza en un plato y la dio a la muchacha, y la muchacha la dio a su madre.
29 Cuando oyeron esto sus discípulos, vinieron y tomaron su cuerpo, y lo pusieron en un sepulcro.

Herodes tiene interés de ver a Jesús

Mt. 14.1,2 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 En aquel tiempo Herodes, el tetrarca, oyó la fama de Jesús,2 y dijo a sus criados: «Este es Juan el Bautista; ha resucitado de los muertos y por eso actúan en él estos poderes».

Mr. 6.14-16 DHH NIV NBD NVI LBLA
14 Oyó el rey Herodes la fama de Jesús, porque su nombre se había hecho notorio, y dijo:
—Juan el Bautista ha resucitado de los muertos, y por eso actúan en él estos poderes.
15 Otros decían: «Es Elías». Y otros: «Es un profeta, como los profetas antiguos».
16 Al oir esto, Herodes dijo:
—Este es Juan, el que yo decapité, que ha resucitado de los muertos.

Lc. 9.7-9 DHH NIV NBD NVI LBLA
7 Herodes, el tetrarca, oyó de todas las cosas que hacía Jesús, y estaba perplejo, porque decían algunos: «Juan ha resucitado de los muertos»;8 otros: «Elías ha aparecido»; y otros: «Algún profeta de los antiguos ha resucitado».9 Y dijo Herodes:
—A Juan yo lo hice decapitar; ¿quién, pues, es este de quien oigo tales cosas?
Y procuraba verlo.

Pedro declara que Jesús es el Cristo

Mt. 16.13-20,24-28 DHH NIV NBD NVI LBLA
13 Al llegar Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo:
—¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?
14 Ellos dijeron:
—Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas.
15 Él les preguntó:
—Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
16 Respondiendo Simón Pedro, dijo:
—Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
17 Entonces le respondió Jesús:
—Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.18 Y yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no la dominarán.19 Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos: todo lo que ates en la tierra será atado en los cielos, y todo lo que desates en la tierra será desatado en los cielos.20 Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijeran que él era Jesús, el Cristo.
24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos:
—Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame,25 porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.26 ¿De qué le servirá al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma? ¿O qué dará el hombre a cambio de su alma?,27 porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.28 De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí que no gustarán la muerte hasta que hayan visto al Hijo del hombre viniendo en su Reino.

Mr. 8.27-30,34-38 DHH NIV NBD NVI LBLA
27 Salieron Jesús y sus discípulos por las aldeas de Cesarea de Filipo. Y en el camino preguntó a sus discípulos, diciéndoles:
—¿Quién dicen los hombres que soy yo?
28 Ellos respondieron:
—Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas.29 Entonces él les dijo:
—Y vosotros, ¿quién decís que soy?
Respondiendo Pedro, le dijo:
—Tú eres el Cristo.
30 Pero él les mandó que no dijeran esto de él a nadie.
34 Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo:
—Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.35 Todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará,36 porque ¿de qué le aprovechará al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma?37 ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?
38 Por tanto, el que se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.

Mr. 9.1 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 También les dijo:
—De cierto os digo que algunos de los que están aquí no gustarán la muerte hasta que hayan visto que el reino de Dios ha venido con poder.

Lc. 9.18-20,23-27 DHH NIV NBD NVI LBLA
18 Aconteció que mientras Jesús oraba aparte, estaban con él los discípulos; y les preguntó, diciendo:
—¿Quién dice la gente que soy yo?
19 Ellos respondieron:
—Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, que algún profeta de los antiguos ha resucitado.
20 Él les dijo:
—¿Y vosotros, quién decís que soy?
Entonces, respondiendo Pedro, dijo:
—El Cristo de Dios.
23 Y decía a todos:
—Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame.24 Todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, este la salvará,25 pues, ¿qué aprovecha al hombre si gana todo el mundo y se destruye o se pierde a sí mismo?,26 porque el que se avergüence de mí y de mis palabras, de este se avergonzará el Hijo del hombre cuando venga en su gloria, y en la del Padre y de los santos ángeles.27 Pero en verdad os digo que hay algunos de los que están aquí que no gustarán la muerte hasta que vean el reino de Dios.

Octubre 26
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Octubre 26

La transfiguración

Mt. 17.1-13 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte alto.2 Allí se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.3 Y se les aparecieron Moisés y Elías, que hablaban con él.4 Entonces Pedro dijo a Jesús: «Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, haremos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
5 Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió y se oyó una voz desde la nube, que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd».6 Al oir esto, los discípulos se postraron sobre sus rostros y sintieron gran temor.7 Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo: «Levantaos y no temáis».
8 Cuando ellos alzaron los ojos, no vieron a nadie, sino a Jesús solo.
9 Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo:
—No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de los muertos.
10 Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo:
—¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?
11 Respondiendo Jesús, les dijo:
—A la verdad, Elías viene primero y restaurará todas las cosas.12 Pero os digo que Elías ya vino, y no lo conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del hombre padecerá a manos de ellos.
13 Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista.

Mr. 9.2-13 DHH NIV NBD NVI LBLA
2 Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó aparte solos a un monte alto. Allí se transfiguró delante de ellos.3 Sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningún lavador en la tierra los puede dejar tan blancos.4 Y vieron a Elías y a Moisés que hablaban con Jesús.5 Entonces Pedro dijo a Jesús:
—¡Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí! Hagamos tres enramadas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
6 No sabía lo que hablaba, pues estaban asustados.7 Entonces vino una nube que les hizo sombra, y desde la nube una voz que decía: «Este es mi Hijo amado; a él oíd».8 Y luego, cuando miraron, no vieron a nadie más con ellos, sino a Jesús solo.
9 Mientras descendían del monte, les mandó que a nadie dijeran lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre hubiera resucitado de los muertos.10 Por eso guardaron la palabra entre sí, discutiendo qué sería aquello de resucitar de los muertos.11 Le preguntaron, diciendo:
—¿Por qué dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?
12 Respondiendo él, les dijo:
—Elías a la verdad vendrá primero y restaurará todas las cosas. Pero ¿no dice la Escritura que el Hijo del hombre debe padecer mucho y ser despreciado?13 Pero os digo que Elías ya vino, y le hicieron todo lo que quisieron, como está escrito de él.

Lc. 9.28-36 DHH NIV NBD NVI LBLA
28 Como ocho días después de estas palabras, Jesús tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar.29 Mientras oraba, la apariencia de su rostro cambió y su vestido se volvió blanco y resplandeciente.30 Y dos varones hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías.31 Estos aparecieron rodeados de gloria; y hablaban de su partida, que Jesús iba a cumplir en Jerusalén.32 Pedro y los que lo acompañaban estaban rendidos de sueño; pero, permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús y a los dos varones que estaban con él.33 Y sucedió que, mientras estos se alejaban de él, Pedro dijo a Jesús:
—Maestro, bueno es para nosotros estar aquí. Hagamos tres enramadas, una para ti, una para Moisés y una para Elías.
Pero no sabía lo que decía.34 Mientras él decía esto, vino una nube que los cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube.35 Y vino una voz desde la nube, que decía: «Este es mi Hijo amado; a él oíd».
36 Cuando cesó la voz, Jesús se encontraba solo. Ellos callaron, y por aquellos días no dijeron nada a nadie de lo que habían visto.

¿Quién es el mayor?

Mt. 18.1-5 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 En aquel tiempo los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron:
—¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?
2 Llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos3 y dijo:
—De cierto os digo que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.4 Así que cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos.5 Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe.

Mr. 9.33-37 DHH NIV NBD NVI LBLA
33 Llegó a Capernaúm y, cuando estuvo en casa, les preguntó:
—¿Qué discutíais entre vosotros por el camino?
34 Pero ellos callaron, porque por el camino habían discutido entre sí sobre quién había de ser el mayor.35 Entonces él se sentó, llamó a los doce y les dijo:
—Si alguno quiere ser el primero, será el último de todos y el servidor de todos.36 Y tomó a un niño, lo puso en medio de ellos y, tomándolo en sus brazos, les dijo:
37 —El que reciba en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí; y el que a mí me recibe, no me recibe a mí sino al que me envió.

Lc. 9.46-48 DHH NIV NBD NVI LBLA
46 Entonces entraron en discusión sobre quién de ellos sería el mayor.47 Jesús, percibiendo los pensamientos de sus corazones, tomó a un niño, lo puso junto a sí48 y les dijo:
—Cualquiera que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y cualquiera que me recibe a mí, recibe al que me envió, porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ese es el más grande.

El que no es contra nosotros, por nosotros es

Mr. 9.38-40 DHH NIV NBD NVI LBLA
38 Juan le respondió diciendo:
—Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue, y se lo prohibimos porque no nos seguía.
39 Pero Jesús dijo:
—No se lo prohibáis, porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda hablar mal de mí,40 pues el que no es contra nosotros, por nosotros es.

Lc. 9.49,50 DHH NIV NBD NVI LBLA
49 Entonces respondiendo Juan, dijo:
—Maestro, hemos visto a uno que echaba fuera demonios en tu nombre; y se lo prohibimos, porque no sigue con nosotros.
50 Jesús le dijo:
—No se lo prohibáis, porque el que no es contra nosotros, por nosotros es.

Jesús reprende a Jacobo y a Juan

Lc. 9.51-56 DHH NIV NBD NVI LBLA
51 Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén.52 Y envió mensajeros delante de él, los cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos.53 Pero no lo recibieron, porque su intención era ir a Jerusalén.54 Al ver esto, Jacobo y Juan, sus discípulos, le dijeron:
—Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?
55 Entonces, volviéndose él, los reprendió diciendo:
—Vosotros no sabéis de qué espíritu sois,56 porque el Hijo del hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas.
Y se fueron a otra aldea.

Los que querían seguir a Jesús

Mt. 8.18-22 DHH NIV NBD NVI LBLA
18 Viéndose Jesús rodeado de mucha gente, dio orden de pasar al otro lado.19 Se le acercó un escriba y le dijo:
—Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.
20 Jesús le dijo:
—Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar su cabeza.
21 Otro de sus discípulos le dijo:
—Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre.
22 Jesús le dijo:
—Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.

Lc. 9.57-62 DHH NIV NBD NVI LBLA
57 Yendo por el camino, uno le dijo:
—Señor, te seguiré adondequiera que vayas.
58 Jesús le dijo:
—Las zorras tienen guaridas y las aves de los cielos nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza.
59 Y dijo a otro:
—Sígueme.
Él le respondió:
—Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre.
60 Jesús le dijo:
—Deja que los muertos entierren a sus muertos; pero tú vete a anunciar el reino de Dios.
61 Entonces también dijo otro:
—Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa.
62 Jesús le contestó:
—Ninguno que, habiendo puesto su mano en el arado, mira hacia atrás es apto para el reino de Dios.

Misión de los setenta

Lc. 10.1-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Después de estas cosas, el Señor designó también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir.2 Y les dijo:
«La mies a la verdad es mucha, pero los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.3 Id; yo os envío como corderos en medio de lobos.4 No llevéis bolsa ni alforja ni calzado; y a nadie saludéis por el camino.5 En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: “Paz sea a esta casa”.6 Si hay allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se volverá a vosotros.7 Quedaos en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den, porque el obrero es digno de su salario. No os paséis de casa en casa.8 En cualquier ciudad donde entréis y os reciban, comed lo que os pongan delante9 y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: “Se ha acercado a vosotros el reino de Dios”.10 Pero en cualquier ciudad donde entréis y no os reciban, salid por sus calles y decid:11 “¡Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros! Pero sabed que el reino de Dios se ha acercado a vosotros”.12 Os digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para aquella ciudad.

Regreso de los setenta

Lc. 10.17-20 DHH NIV NBD NVI LBLA
17 Regresaron los setenta con gozo, diciendo:
—¡Señor, hasta los demonios se nos sujetan en tu nombre!
18 Les dijo:
—Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.19 Os doy potestad de pisotear serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.20 Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.

Octubre 27
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Octubre 27

Ayes sobre las ciudades impenitentes

Mt. 11.20-24 DHH NIV NBD NVI LBLA
20 Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades en las cuales había hecho muchos de sus milagros, porque no se habían arrepentido, diciendo:21 «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida!, porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo ha que en vestidos ásperos y ceniza se habrían arrepentido.22 Por tanto os digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para Tiro y para Sidón que para vosotras.23 Y tú, Capernaúm, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida, porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy.24 Por tanto os digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma que para ti».

Lc. 10.13-16 DHH NIV NBD NVI LBLA
13 »¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! que si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que, sentadas en ceniza y con vestidos ásperos, se habrían arrepentido.14 Por tanto, en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para vosotras.15 Y tú, Capernaúm, que hasta los cielos eres levantada, hasta el Hades serás abatida.
16 »El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió».

Venid a mi y descansad

Mt. 11.25-30 DHH NIV NBD NVI LBLA
25 En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.26 Sí, Padre, porque así te agradó.
27 »Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni nadie conoce al Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.29 Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas,30 porque mi yugo es fácil y ligera mi carga».

Mt. 13.16,17 DHH NIV NBD NVI LBLA
16 »Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen.17 De cierto os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oir lo que oís, y no lo oyeron.

Lc. 10.21-24 DHH NIV NBD NVI LBLA
21 En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: «Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó.
22 »Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar».
23 Y volviéndose a los discípulos, les dijo aparte:
—Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis,24 pues os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oir lo que oís, y no lo oyeron.

Jesús visita a Marta y a María

Lc. 10.38-42 DHH NIV NBD NVI LBLA
38 Aconteció que, yendo de camino, entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.39 Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra.40 Marta, en cambio, se preocupaba con muchos quehaceres y, acercándose, dijo:
—Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.
41 Respondiendo Jesús, le dijo:
—Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas.42 Pero solo una cosa es necesaria, y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.

Jesús y la oración

Mt. 6.5-15 DHH NIV NBD NVI LBLA
5 »Cuando ores, no seas como los hipócritas, porque ellos aman el orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles para ser vistos por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.6 Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en público.
7 »Y al orar no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos, porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad antes que vosotros le pidáis.9 Vosotros, pues, oraréis así:
»“Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre.
10 Venga tu Reino.
Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
12 Perdónanos nuestras deudas,
como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
13 No nos metas en tentación,
sino líbranos del mal,
porque tuyo es el Reino, el poder y la gloria,
por todos los siglos. Amén”.
14 »Por tanto, si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;15 pero si no perdonáis sus ofensas a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.

Mt. 7.7-11 DHH NIV NBD NVI LBLA
7 »Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá,8 porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.9 ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?10 ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?

Lc. 11.1-13 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar y, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
—Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos.
2 Él les dijo:
—Cuando oréis, decid:
»“Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre.
Venga tu Reino.
Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
3 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
4 Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben.
Y no nos metas en tentación,
mas líbranos del mal”.
5 Les dijo también:
—¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le dice: “Amigo, préstame tres panes,6 porque un amigo mío ha venido a mí de viaje y no tengo qué ofrecerle”;7 y aquel, respondiendo desde adentro, le dice: “No me molestes; la puerta ya está cerrada y mis niños están conmigo en cama. No puedo levantarme y dártelos”?8 Os digo que, si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite.9 Por eso os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá,10 porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
11 »¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide pescado, en lugar de pescado le dará una serpiente?12 ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?13 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?

Arrepentíos o pereceréis

Lc. 13.1-5 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos.2 Respondiendo Jesús, les dijo:
—¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que los demás galileos?3 Os digo: no, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.4 O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén?5 Os digo: no, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.

Lamento de Jesús sobre Jerusalén

Mt. 23.37-39 DHH NIV NBD NVI LBLA
37 »¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, pero no quisiste!38 Vuestra casa os es dejada desierta,39 pues os digo que desde ahora no volveréis a verme hasta que digáis: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”».

Lc. 13.31-35 DHH NIV NBD NVI LBLA
31 Aquel mismo día llegaron unos fariseos, diciéndole:
—Sal y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar.
32 Él les dijo:
—Id y decid a aquella zorra: “Echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día termino mi obra”.33 Sin embargo, es necesario que hoy y mañana y pasado mañana siga mi camino, porque no es posible que un profeta muera fuera de Jerusalén.34 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, pero no quisiste!35 Vuestra casa os es dejada desierta; y os digo que no me volveréis a ver hasta que llegue el tiempo en que digáis: “Bendito el que viene en nombre del Señor”.

Auméntanos la fe

Lc. 17.5,6 DHH NIV NBD NVI LBLA
5 Dijeron los apóstoles al Señor:
—Auméntanos la fe.
6 Entonces el Señor dijo:
—Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: “Desarráigate y plántate en el mar”, y os obedecería.

La venida del Reino

Lc. 17.20,21 DHH NIV NBD NVI LBLA
20 Preguntado por los fariseos cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo:
—El reino de Dios no vendrá con advertencia,21 ni dirán: “Helo aquí”, o “Helo allí”, porque el reino de Dios está entre vosotros.

Jesús bendice a los niños

Mt. 19.13-15 DHH NIV NBD NVI LBLA
13 Entonces le fueron presentados unos niños para que pusiera las manos sobre ellos y orara; pero los discípulos los reprendieron.14 Entonces Jesús dijo: «Dejad a los niños venir a mí y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de los cielos».
15 Y habiendo puesto sobre ellos las manos, se fue de allí.

Mr. 10.13-16 DHH NIV NBD NVI LBLA
13 Le presentaban niños para que los tocara, pero los discípulos reprendían a los que los presentaban.14 Viéndolo Jesús, se indignó y les dijo:
—Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de Dios.15 De cierto os digo que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
16 Y tomándolos en los brazos, ponía las manos sobre ellos y los bendecía.

Lc. 18.15-17 DHH NIV NBD NVI LBLA
15 Traían a él niños para que los tocara. Al verlo los discípulos, los reprendieron.16 Pero Jesús, llamándolos, dijo:
—Dejad a los niños venir a mí y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de Dios.17 De cierto os digo que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él.

Octubre 28
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Octubre 28

El joven rico

Mt. 19.16-30 DHH NIV NBD NVI LBLA
16 Entonces se acercó uno y le dijo:
—Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?
17 Él le dijo:
—¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino uno: Dios. Pero si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.
18 Le preguntó:
—¿Cuáles?
Y Jesús le contestó:
—No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio.19 Honra a tu padre y a tu madre. Y amarás a tu prójimo como a ti mismo.
20 El joven le dijo:
—Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?
21 Jesús le dijo:
—Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.
22 Al oir el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.
23 Entonces Jesús dijo a sus discípulos:
—De cierto os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos.24 Otra vez os digo que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.
25 Sus discípulos, al oir esto se asombraron mucho, y decían:
—¿Quién, pues, podrá ser salvo?
26 Mirándolos Jesús, les dijo:
—Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible.
27 Entonces, respondiendo Pedro, le dijo:
—Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?28 Jesús les dijo:
—De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido, también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.29 Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.30 Pero muchos primeros serán últimos, y los últimos, primeros.

Mr. 10.17-31 DHH NIV NBD NVI LBLA
17 Al salir él para seguir su camino, llegó uno corriendo y, arrodillándose delante de él, le preguntó:
—Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
18 Jesús le dijo:
—¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo uno, Dios.19 Los mandamientos sabes: “No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre”.20 Él entonces, respondiendo, le dijo:
—Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud.21 Entonces Jesús, mirándolo, lo amó y le dijo:
—Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz.
22 Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.
23 Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:
—¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!
24 Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles:
—Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios a los que confían en las riquezas!25 Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.
26 Ellos se asombraban aun más, diciendo entre sí:
—¿Quién, pues, podrá ser salvo?
27 Entonces Jesús, mirándolos, dijo:
—Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque todas las cosas son posibles para Dios.
28 Entonces Pedro comenzó a decirle:
—Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.
29 Respondió Jesús y dijo:
—De cierto os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio,30 que no reciba cien veces más ahora en este tiempo: casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, aunque con persecuciones, y en el siglo venidero la vida eterna.31 Pero muchos primeros serán los últimos, y los últimos, primeros.

Lc. 18.18-30 DHH NIV NBD NVI LBLA
18 Un dignatario le preguntó, diciendo:
—Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
19 Jesús le dijo:
—¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino solo Dios.20 Los mandamientos sabes: “No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre”.
21 Él dijo:
—Todo esto lo he guardado desde mi juventud.
22 Al oir esto, Jesús le dijo:
—Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.
23 Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste porque era muy rico.24 Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo:
—¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!25 Porque es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios.
26 Los que oyeron esto dijeron:
—¿Quién, pues, podrá ser salvo?
27 Él les dijo:
—Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.
28 Entonces Pedro dijo:
—Pues nosotros hemos dejado nuestras posesiones y te hemos seguido.
29 Y él les dijo:
—De cierto os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o padres o hermanos o mujer o hijos, por el reino de Dios,30 que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna.

Jesús y Zaqueo

Lc. 19.1-10 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad.2 Y sucedió que un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico,3 procuraba ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura.4 Y, corriendo delante, se subió a un sicómoro para verlo, porque había de pasar por allí.5 Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba lo vio, y le dijo:
—Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que me hospede en tu casa.
6 Entonces él descendió aprisa y lo recibió gozoso.7 Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a hospedarse en casa de un hombre pecador.8 Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor:
—Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguien, se lo devuelvo cuadruplicado.
9 Jesús le dijo:
—Hoy ha venido la salvación a esta casa, por cuanto él también es hijo de Abraham,10 porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.

La ofrenda de la viuda

Mr. 12.41-44 DHH NIV NBD NVI LBLA
41 Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho.42 Y vino una viuda pobre y echó dos blancas, o sea, un cuadrante.43 Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo:
—De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca,44 porque todos han echado de lo que les sobra, pero esta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento.

Lc. 21.1-4 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Levantando los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas.2 Vio también a una viuda muy pobre que echaba allí dos blancas.3 Y dijo:
—En verdad os digo que esta viuda pobre echó más que todos,4 pues todos aquellos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; pero esta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía.

La mies es mucha

Mt. 9.35-38 DHH NIV NBD NVI LBLA
35 Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, predicando el evangelio del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.36 Al ver las multitudes tuvo compasión de ellas, porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.37 Entonces dijo a sus discípulos: «A la verdad la mies es mucha, pero los obreros pocos.38 Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies».

El siervo escogido

Mt. 12.15-21 DHH NIV NBD NVI LBLA
15 Cuando Jesús supo esto, se retiró de allí. Lo siguió mucha gente, y sanaba a todos,16 y les encargaba rigurosamente que no lo descubrieran,17 para que se cumpliera lo que dijo el profeta Isaías:
18 «Este es mi siervo, a quien he escogido;
mi amado, en quien se agrada mi alma.
Pondré mi Espíritu sobre él,
y a los gentiles anunciará juicio.
19 No contenderá, ni voceará,
ni nadie oirá en las calles su voz.
20 La caña cascada no quebrará
y el pábilo que humea no apagará,
hasta que haga triunfar el juicio.
21 En su nombre esperarán los gentiles».

La levadura de los fariseos

Mt. 16.5-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
5 Los discípulos llegaron al otro lado, pero olvidaron llevar pan.6 Jesús les dijo:
—Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos.
7 Ellos discutían entre sí, diciendo:
—Esto dice porque no trajimos pan.
8 Dándose cuenta Jesús, les dijo:
—¿Por qué discutís entre vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis pan?9 ¿No entendéis aún, ni os acordáis de los cinco panes entre cinco mil hombres, y cuántas cestas recogisteis?10 ¿Ni de los siete panes entre cuatro mil, y cuántas canastas recogisteis?11 ¿Cómo no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardéis de la levadura de los fariseos y de los saduceos?12 Entonces entendieron que no les había dicho que se guardaran de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos.

Mr. 8.14-21 DHH NIV NBD NVI LBLA
14 Se olvidaron de llevar pan, y no tenían sino un pan consigo en la barca.15 Y él les mandó, diciendo:
—Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes.
16 Discutían entre sí, diciendo:
—Es porque no trajimos pan.
17 Entendiéndolo Jesús, les dijo:
—¿Qué discutís?, ¿porque no tenéis pan? ¿No entendéis ni comprendéis? ¿Aún tenéis endurecido vuestro corazón?18 ¿Teniendo ojos no veis, y teniendo oídos no oís? ¿No recordáis?19 Cuando partí los cinco panes entre cinco mil, ¿cuántas cestas llenas de los pedazos recogisteis?
Y ellos dijeron:
—Doce.
20 —Y cuando repartí los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas de los pedazos recogisteis?
Y ellos dijeron:
—Siete.
21 Y les dijo:
—¿Cómo es que aún no entendéis?

Octubre 29
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Octubre 29

Pago del impuesto para el Templo

Mt. 17.24-27 DHH NIV NBD NVI LBLA
24 Cuando llegaron a Capernaúm, se acercaron a Pedro los que cobraban las dos dracmas y le preguntaron:
—¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?
25 Él dijo:
—Sí.
Al entrar él en casa, Jesús le habló primero, diciendo:
—¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos o de los extraños?
26 Pedro le respondió:
—De los extraños.
Jesús le dijo:
—Luego los hijos están exentos.27 Sin embargo, para no ofenderlos, ve al mar, echa el anzuelo y toma el primer pez que saques, ábrele la boca y hallarás una moneda. Tómala y dásela por mí y por ti.

Cómo se debe perdonar

Mt. 18.15-22 DHH NIV NBD NVI LBLA
15 »Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndelo estando tú y él solos; si te oye, has ganado a tu hermano.16 Pero si no te oye, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra.17 Si no los oye a ellos, dilo a la iglesia; y si no oye a la iglesia, tenlo por gentil y publicano.18 De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra será desatado en el cielo.19 Otra vez os digo que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidan, les será hecho por mi Padre que está en los cielos,20 porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
21 Entonces se le acercó Pedro y le dijo:
—Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?
22 Jesús le dijo:
—No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.

Petición de Santiago y de Juan

Mt. 20.20-23 DHH NIV NBD NVI LBLA
20 Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo.
21 Él le dijo:
—¿Qué quieres?
Ella le dijo:
—Ordena que en tu Reino estos dos hijos míos se sienten el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.
22 Entonces Jesús, respondiendo, dijo:
—No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado?
Ellos le respondieron:
—Podemos.
23 Él les dijo:
—A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre.

Mr. 10.35-40 DHH NIV NBD NVI LBLA
35 Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron y le dijeron:
—Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte.
36 Él les preguntó:
—¿Qué queréis que os haga?
37 Ellos le contestaron:
—Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.
38 Entonces Jesús les dijo:
—No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado?
39 Ellos respondieron:
—Podemos.
Jesús les dijo:
—A la verdad, del vaso que yo bebo beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado seréis bautizados;40 pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado.

Mt. 20.24-28 DHH NIV NBD NVI LBLA
24 Cuando los diez oyeron esto, se enojaron contra los dos hermanos.25 Entonces Jesús, llamándolos, dijo:
—Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad.26 Pero entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor,27 y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo;28 como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos.

Mr. 10.41-45 DHH NIV NBD NVI LBLA
41 Cuando lo oyeron los diez, comenzaron a enojarse contra Jacobo y contra Juan.42 Pero Jesús, llamándolos, les dijo:
—Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad.43 Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros, será vuestro servidor;44 y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos,45 porque el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos.

La grandeza en el servicio

Lc. 22.24-30 DHH NIV NBD NVI LBLA
24 Hubo también entre ellos una discusión sobre quién de ellos sería el mayor.25 Pero él les dijo:
—Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores;26 pero no así vosotros, sino que el mayor entre vosotros sea como el más joven, y el que dirige, como el que sirve,27 pues, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Pero yo estoy entre vosotros como el que sirve.
28 »Y vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas.29 Yo, pues, os asigno un Reino, como mi Padre me lo asignó a mí,30 para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino y os sentéis en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.

Jesús y la mujer samaritana

Jn. 4.1-42 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Cuando, pues, el Señor supo que los fariseos habían oído decir: «Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan»2 (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos),3 salió de Judea y se fue otra vez a Galilea.4 Y le era necesario pasar por Samaria.5 Fue, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José.6 Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del viaje, se sentó junto al pozo. Era como la hora sexta.
7 Llegó una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo:
—Dame de beber8 —pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos—.
9 La mujer samaritana le dijo:
—¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana?—porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí—.
10 Respondió Jesús y le dijo:
—Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: “Dame de beber”, tú le pedirías, y él te daría agua viva.
11 La mujer le dijo:
—Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?
13 Jesús le contestó:
—Cualquiera que beba de esta agua volverá a tener sed;14 pero el que beba del agua que yo le daré no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.
15 La mujer le dijo:
—Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed ni venga aquí a sacarla.
16 Jesús le dijo:
—Ve, llama a tu marido, y ven acá.
17 Respondió la mujer y dijo:
—No tengo marido.
Jesús le dijo:
—Bien has dicho: “No tengo marido”,18 porque cinco maridos has tenido y el que ahora tienes no es tu marido. Esto has dicho con verdad.
19 Le dijo la mujer:
—Señor, me parece que tú eres profeta.20 Nuestros padres adoraron en este monte, pero vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.
21 Jesús le dijo:
—Mujer, créeme que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos, porque la salvación viene de los judíos.23 Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque también el Padre tales adoradores busca que lo adoren.24 Dios es Espíritu, y los que lo adoran, en espíritu y en verdad es necesario que lo adoren.
25 Le dijo la mujer:
—Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas.
26 Jesús le dijo:
—Yo soy, el que habla contigo.
27 En esto llegaron sus discípulos y se asombraron de que hablara con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: «¿Qué preguntas?» o «¿Qué hablas con ella?».28 Entonces la mujer dejó su cántaro, fue a la ciudad y dijo a los hombres:
29 —Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será este el Cristo?
30 Entonces salieron de la ciudad y vinieron a él.
31 Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo:
—Rabí, come.
32 Él les dijo:
—Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis.
33 Entonces los discípulos se decían entre sí:
—¿Le habrá traído alguien de comer?
34 Jesús les dijo:
—Mi comida es que haga la voluntad del que me envió y que acabe su obra.35 ¿No decís vosotros: “Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega”? Yo os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.36 Y el que siega recibe salario y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra se goce juntamente con el que siega.37 En esto es verdadero el dicho: “Uno es el que siembra y otro es el que siega”.38 Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron y vosotros habéis entrado en sus labores.
39 Muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: «Me dijo todo lo que he hecho».40 Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedara con ellos, y se quedó allí dos días.41 Muchos más creyeron por la palabra de él,42 y decían a la mujer:
—Ya no creemos solamente por lo que has dicho, pues nosotros mismos hemos oído y sabemos que verdaderamente este es el Salvador del mundo, el Cristo.

Octubre 30
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Octubre 30

Jesús, el camino al Padre

Jn. 14.1-14 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 »No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.3 Y si me voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo esté, vosotros también estéis.4 Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.
5 Le dijo Tomás:
—Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?
6 Jesús le dijo:
—Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.7 Si me conocierais, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora lo conocéis y lo habéis visto.
8 Felipe le dijo:
—Señor, muéstranos el Padre y nos basta.
9 Jesús le dijo:
—¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: “Muéstranos el Padre”?10 ¿No crees que yo soy en el Padre y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre, que vive en mí, él hace las obras.11 Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras.
12 »De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él también las hará; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.13 Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.14 Si algo pedís en mi nombre, yo lo haré.

La promesa del Espíritu Santo

Jn. 14.15-31 DHH NIV NBD NVI LBLA
15 »Si me amáis, guardad mis mandamientos.16 Y yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce; pero vosotros lo conocéis, porque vive con vosotros y estará en vosotros.
18 »No os dejaré huérfanos; volveré a vosotros.19 Todavía un poco, y el mundo no me verá más, pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis.20 En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros.21 El que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él.
22 Le dijo Judas (no el Iscariote):
—Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros y no al mundo?
23 Respondió Jesús y le dijo:
—El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada con él.24 El que no me ama no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.
25 »Os he dicho estas cosas estando con vosotros.26 Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho.
27 »La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo.28 Habéis oído que yo os he dicho: “Voy, y vuelvo a vosotros”. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre, porque el Padre mayor es que yo.29 Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para que, cuando suceda, creáis.30 No hablaré ya mucho con vosotros, porque viene el príncipe de este mundo y él nada tiene en mí.31 Pero para que el mundo conozca que amo al Padre, y como el Padre me mandó, así hago.
»¡Levantaos, vámonos de aquí!

La tristeza se convertirá en gozo

Jn. 16.16-24 DHH NIV NBD NVI LBLA
16 »Todavía un poco y no me veréis, y de nuevo un poco y me veréis, porque yo voy al Padre.
17 Entonces algunos de sus discípulos se decían entre sí:
—¿Qué es esto que nos dice: “Todavía un poco y no me veréis, y de nuevo un poco y me veréis”; y “porque yo voy al Padre”?
18 Decían, pues:
—¿Qué quiere decir con: “Todavía un poco”? No entendemos lo que dice.
19 Jesús comprendió que querían preguntarle, y les dijo:
—¿Preguntáis entre vosotros acerca de esto que dije: “Todavía un poco y no me veréis, y de nuevo un poco y me veréis”?20 De cierto, de cierto os digo que vosotros lloraréis y lamentaréis, y en cambio el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo.21 La mujer cuando da a luz tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz a un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo.22 También vosotros ahora tenéis tristeza, pero os volveré a ver y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo.23 En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo que todo cuanto pidáis al Padre en mi nombre, os lo dará.24 Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea completo.

Yo he vencido al mundo

Jn. 16.25-33 DHH NIV NBD NVI LBLA
25 »Estas cosas os he hablado en alegorías; la hora viene cuando ya no os hablaré en alegorías, sino que claramente os anunciaré acerca del Padre.26 En aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros,27 pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado y habéis creído que yo salí de Dios.28 Salí del Padre y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo y regreso al Padre.
29 Le dijeron sus discípulos:
—Ahora hablas claramente y ninguna alegoría dices.30 Ahora entendemos que sabes todas las cosas y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios.
31 Jesús les respondió:
—¿Ahora creéis?32 La hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado y me dejaréis solo; pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo.33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo.

Jesús ora por sus discípulos

Jn. 17.1-26 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo:
—Padre, la hora ha llegado: glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti,2 pues le has dado potestad sobre toda carne para que dé vida eterna a todos los que le diste.3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
4 »Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciera.5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo existiera.
6 »He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra.7 Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado proceden de ti,8 porque las palabras que me diste les he dado; y ellos las recibieron y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.
9 »Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste, porque tuyos son,10 y todo lo mío es tuyo y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos.
11 »Ya no estoy en el mundo; pero estos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.12 Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliera.
13 »Pero ahora vuelvo a ti, y hablo esto en el mundo para que tengan mi gozo completo en sí mismos.14 Yo les he dado tu palabra, y el mundo los odió porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.15 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.16 No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.17 Santifícalos en tu verdad: tu palabra es verdad.18 Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo.19 Por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.
20 »Pero no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,21 para que todos sean uno; como tú, Padre, en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.22 Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno.23 Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.
24 »Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo esté, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado, pues me has amado desde antes de la fundación del mundo.25 Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y estos han conocido que tú me enviaste.26 Les he dado a conocer tu nombre y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado esté en ellos y yo en ellos.

Jesús predice la destrucción del templo y de Jerusalén

Mt. 24.1,2,15-22 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Jesús salió del Templo y, cuando ya se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del Templo.2 Respondiendo él, les dijo:
—¿Veis todo esto? De cierto os digo que no quedará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada.
15 »Por tanto, cuando veáis en el Lugar santo la abominación desoladora de la que habló el profeta Daniel—el que lee, entienda—,16 entonces los que estén en Judea, huyan a los montes.17 El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa;18 y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa.19 Pero ¡ay de las que estén encinta y de las que críen en aquellos días!20 Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en sábado,21 porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.22 Y si aquellos días no fueran acortados, nadie sería salvo; pero por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.

Mr. 13.1,2,14-20 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Al salir Jesús del templo, le dijo uno de sus discípulos:
—Maestro, ¡mira qué piedras y qué edificios!
2 Jesús, respondiendo, le dijo:
—¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra que no sea derribada.
14 »Pero cuando veáis la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel, puesta donde no debe estar (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea huyan a los montes.15 El que esté en la azotea, no descienda a la casa ni entre para tomar algo de su casa;16 y el que esté en el campo, no vuelva atrás a tomar su capa.17 ¡Ay de las que estén encinta y de las que críen en aquellos días!18 Orad, pues, para que vuestra huida no sea en invierno,19 porque aquellos días serán de tribulación cual nunca ha habido desde el principio de la creación que Dios hizo, hasta este tiempo, ni la habrá.20 Y si el Señor no hubiera acortado aquellos días, nadie sería salvo; pero por causa de los escogidos que él eligió, acortó aquellos días.

Lc. 21.5,6,20-24 DHH NIV NBD NVI LBLA
5 A unos que hablaban de que el Templo estaba adornado de hermosas piedras y ofrendas votivas, dijo:
6 —En cuanto a estas cosas que veis, días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida.
20 »Pero cuando veáis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado.21 Entonces los que estén en Judea huyan a los montes; y los que estén en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos no entren en ella,22 porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas.23 Pero ¡ay de las que estén encinta y de las que críen en aquellos días!, porque habrá gran calamidad en la tierra e ira sobre este pueblo.24 Caerán a filo de espada y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan.

Octubre 31
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Octubre 31

Señales antes del fin

Mt. 24.3-5,23-28 DHH NIV NBD NVI LBLA
3 Estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo:
—Dinos, ¿cuándo serán estas cosas y qué señal habrá de tu venida y del fin del siglo?
4 Respondiendo Jesús, les dijo:
—Mirad que nadie os engañe,5 porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: “Yo soy el Cristo”, y a muchos engañarán.23 »Entonces, si alguno os dice: “Mirad, aquí está el Cristo”, o “Mirad, allí está”, no lo creáis,24 porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si es posible, aun a los escogidos.25 Ya os lo he dicho antes.26 Así que, si os dicen: “Mirad, está en el desierto”, no salgáis; o “Mirad, está en los aposentos”, no lo creáis,27 porque igual que el relámpago sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del hombre.28 Dondequiera que esté el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.

Mt. 24.6-14 DHH NIV NBD NVI LBLA
6 Oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca, pero aún no es el fin.7 Se levantará nación contra nación y reino contra reino; y habrá pestes, hambres y terremotos en diferentes lugares.8 Pero todo esto es solo principio de dolores.
9 »Entonces os entregarán a tribulación, os matarán y seréis odiados por todos por causa de mi nombre.10 Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se odiarán.11 Muchos falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos;12 y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.13 Pero el que persevere hasta el fin, este será salvo.14 Y será predicado este evangelio del Reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.

Mr. 13.3-6,21-23 DHH NIV NBD NVI LBLA
3 Y se sentó en el Monte de los Olivos, frente al Templo. Entonces Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaron aparte:
4 —Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿Y qué señal habrá cuando todas estas cosas hayan de cumplirse?
5 Jesús, respondiéndoles, comenzó a decir:
—Mirad que nadie os engañe,6 porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: “Yo soy el Cristo”; y engañarán a muchos.21 »Entonces, si alguno os dice: “Mirad, aquí está el Cristo” o “Mirad, allí está”, no le creáis,22 porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios para engañar, si fuera posible, aun a los escogidos.23 Pero vosotros ¡tened cuidado! Os lo he dicho todo de antemano.

Mr. 13.7-13 DHH NIV NBD NVI LBLA
7 Pero cuando oigáis de guerras y de rumores de guerras, no os turbéis, porque es necesario que así suceda; pero aún no es el fin,8 pues se levantará nación contra nación y reino contra reino; y habrá terremotos en muchos lugares, y habrá hambres y alborotos; principios de dolores son estos.
9 »Pero cuidad de vosotros mismos, porque os entregarán a los concilios, y en las sinagogas os azotarán; y delante de gobernadores y de reyes os llevarán por causa de mí, para testimonio a ellos.10 Y es necesario que el evangelio sea predicado antes a todas las naciones.11 Pero cuando os lleven para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os sea dado en aquella hora, eso hablad, porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo.12 El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y se levantarán los hijos contra los padres, y los matarán.13 Y seréis odiados por todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, este será salvo.

Lc. 17.22-37 DHH NIV NBD NVI LBLA
22 Y dijo a sus discípulos:
—Tiempo vendrá cuando desearéis ver uno de los días del Hijo del hombre y no lo veréis.23 Y os dirán: “Helo aquí” o “Helo allí”. No vayáis ni los sigáis,24 porque como el relámpago que al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro, así también será el Hijo del hombre en su día.25 Pero primero es necesario que padezca mucho y sea desechado por esta generación.26 Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del hombre.27 Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca y vino el diluvio y los destruyó a todos.28 Asimismo, como sucedió en los días de Lot, cuando comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban;29 pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre y los destruyó a todos.30 Así será el día en que el Hijo del hombre se manifieste.
31 »En aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus bienes en casa, no descienda a tomarlos; y el que esté en el campo, asimismo no vuelva atrás.32 Acordaos de la mujer de Lot.33 Todo el que procure salvar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la salvará.
34 »Os digo que en aquella noche estarán dos en una cama: el uno será tomado y el otro será dejado.35 Dos mujeres estarán moliendo juntas: la una será tomada y la otra dejada.36 Dos estarán en el campo: el uno será tomado y el otro dejado.
37 Respondiendo, le dijeron:
—¿Dónde, Señor?
Él les dijo:
—Donde esté el cuerpo, allí se juntarán también las águilas.

Lc. 21.7-19 DHH NIV NBD NVI LBLA
7 Le preguntaron, diciendo:
—Maestro, ¿cuándo será esto? ¿y qué señal habrá cuando estas cosas estén para suceder?
8 Él entonces dijo:
—Mirad que no seáis engañados, porque vendrán muchos en mi nombre diciendo: “Yo soy el Cristo” y: “El tiempo está cerca”. Pero no vayáis en pos de ellos.9 Cuando oigáis de guerras y de revueltas, no os alarméis, porque es necesario que estas cosas acontezcan primero; pero el fin no será inmediatamente.
10 Entonces añadió:
—Se levantará nación contra nación y reino contra reino;11 habrá grandes terremotos y, en diferentes lugares, hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo.
12 »Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, os perseguirán, os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre.13 Pero esto os será ocasión para dar testimonio.14 Proponeos en vuestros corazones no pensar antes cómo habréis de responder en vuestra defensa,15 porque yo os daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan.16 Seréis entregados aun por vuestros padres, hermanos, parientes y amigos; y matarán a algunos de vosotros.17 Seréis odiados por todos por causa de mi nombre,18 pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá.19 Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas.

La venida del Hijo del hombre

Mt. 24.29-44 DHH NIV NBD NVI LBLA
29 »Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo y las potencias de los cielos serán conmovidas.30 Entonces aparecerá la señal del Hijo del hombre en el cielo, y todas las tribus de la tierra harán lamentación cuando vean al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.31 Enviará sus ángeles con gran voz de trompeta y juntarán a sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.
32 »De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.33 Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.34 De cierto os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
36 »Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre.37 Pero como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre,38 pues como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca,39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del hombre.40 Entonces estarán dos en el campo: uno será tomado y el otro será dejado.41 Dos mujeres estarán moliendo en un molino: una será tomada y la otra será dejada.
42 »Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.43 Pero sabed esto, que si el padre de familia supiera a qué hora el ladrón habría de venir, velaría y no lo dejaría entrar en su casa.44 Por tanto, también vosotros estad preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora que no pensáis.

Mr. 13.24-37 DHH NIV NBD NVI LBLA
24 »Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá y la luna no dará su resplandor.25 Las estrellas caerán del cielo y las potencias que están en los cielos serán conmovidas.26 Entonces verán al Hijo del hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria.27 Entonces enviará a sus ángeles y juntará a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
28 »De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.29 Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.30 De cierto os digo que no pasará esta generación sin que todo esto acontezca.31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
32 »Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre.33 Mirad, velad y orad, porque no sabéis cuándo será el tiempo.34 Es como el hombre que, yéndose lejos, dejó su casa, dio autoridad a sus siervos, a cada uno le dio un trabajo y al portero mandó que velara.35 Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o a la mañana;36 para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo.37 Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!

Lc. 21.25-38 DHH NIV NBD NVI LBLA
25 »Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas.26 Los hombres quedarán sin aliento por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra, porque las potencias de los cielos serán conmovidas.27 Entonces verán al Hijo del hombre que vendrá en una nube con poder y gran gloria.28 Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.
29 También les dijo una parábola: «Mirad la higuera y todos los árboles.30 Cuando veis que ya brotan, sabéis por vosotros mismos que el verano está cerca.31 Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
32 »De cierto os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.33 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
34 »Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y de embriaguez y de las preocupaciones de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día,35 porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de la tierra.36 Velad, pues, orando en todo tiempo que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del hombre».
37 De día enseñaba en el Templo y por la noche salía y se quedaba en el monte que se llama de los Olivos.38 Y todo el pueblo acudía a él por la mañana para oírlo en el Templo.